Arabia Saudita trabaja duro para diversificar y modernizar su economía, pero, tropieza en establecer un centro financiero. El plan 2030 del príncipe heredero para convertir al reino en una potencia de inversión, enfrenta escepticismo. Los inversores cuestionan la valuación de $ 2 billones de Saudí Aramco (petrolera estatal), y si la oferta pública inicial del 5 por ciento de sus acciones se realizará.
El año pasado, Riyadh retrocedió un punto en la clasificación del Índice Global de Centros Financieros del grupo Z / Yen, basado en encuestas a los profesionales de este mercado. Una mirada a Dubai que ha tenido éxito en establecer un centro financiero, ofrece pistas donde Riyadh queda corta. Aunque, el sector financiero recibió un impulso cuando MSCI anunció que incluiría a Arabia en su índice de mercados emergentes.
Saudita planea invertir en fintech e innovación; su banco central se ha unido a Ripple para facilitar las transacciones globales; también, está invirtiendo en compañías externas. Lo que Arabia Saudita no ha podido hacer es establecer una confianza e innovación rápidas como lo hizo Dubai. El país debe reformar los códigos tributarios y legales para estimular más la inversión extranjera y construir una sociedad atractiva a la comunidad global.
Fuente: CNBC