La meta de todo padre es lograr que sus hijos sean personas enfocadas e inteligentes, lo cual toma mayor relevancia hoy día cuando la distracción es la norma. Redes sociales, juegos online, streaming, chats, selfies, en fin, es innumerable la lista de maneras en las que podemos perder el foco.
Es una preocupación que llega hasta los mismos creadores de estas tecnologías. Steve Jobs, Bill Gates y mark zuckerberg están entre quienes limitan el tiempo de sus hijos con el mundo digital.
En un futuro próximo habrá dos tipos de personas: Los que entregan sus vidas para que sean coaccionadas por la tecnología y el resto de la sociedad; y por otro lado, encontramos a los futuros líderes, es decir, los que llevan las riendas de su propio destino y abren nuevos caminos.
No distraerse es una habilidad que pocos padres enseñan a sus hijos. Apropiarse del manejo del tiempo y darle un adecuado uso es algo que no es común en estos tiempos. El afortunado que posea esta cualidad destacará fácilmente entre el la marejada de personas que siguen como zombis el destino que otros han trazado para ellos.
Los padres deben comprender que está bien dejar a sus hijos a cargo, porque es solo cuando aprenden a dominar su propio comportamiento, que logran manejar eficazmente su tiempo y atención.
Iniciar a una edad temprana
Richard Ryan, uno de los investigadores del comportamiento humano más citados en el mundo, recomienda: “Expliquemos, tan simple como podamos, que demasiado tiempo en la pantalla viene a expensas de otras cosas”.
Iniciar una educación digital a temprana edad es fundamental para lograr un futuro más saludable. El dominio propio es la clave. Es un proceso lento que requiere de persistencia y mucho tacto en el lenguaje que los padres utilizan con los niños. Más que una orden tajante, el objetivo está en hacerles entender lo que pierden al dedicar más tiempo de lo usual a estas actividades sin propósito significativo.
El escepticismo del comprador es saludable
Las aplicaciones y demás herramientas de la era digital, fueron creadas por personas extremadamente inteligentes que las diseñaron intencionalmente para mantener al consumidor enganchado la mayor cantidad de tiempo posible. Comprender esto, es fundamental para lograr proteger a nuestros hijos.
El escepticismo hacia estos distractores, no solo debe estar presente en los padres sino también en los hijos quienes deben entender el verdadero propósito detrás del tiempo gastado en el mundo virtual.
Los niños necesitan suficiente autonomía.
Precisamente hablamos de enseñarles a empoderarse y tomar sus propias decisiones. Indudablemente no podemos soltar totalmente las riendas a un niño, pero sin duda alguna, pequeños pasos de autonomía serán necesarios en este proceso.
Algunos padres “negocian” con sus hijos el tiempo que deben pasar frente a sus dispositivos. Los niños deben entender que es apropiado tener límites y tomar decisiones al respecto, siempre conociendo la lógica detrás de ello.
Nir Eyal, graduada e instructora en la Escuela de Graduados de Negocios de Stanford, escribe sobre psicología, tecnología y negocios. Los textos de Nir han aparecido en Harvard Business Review, Time and Psychology Today. Su último libro, ““Indistractable: How to Control Your Attention and Choose Your Life” ya se encuentra en el mercado.
Nir contó a la CNBC la historia de su pequeña hija a la que tuvo que enfrentarle y preguntar ¿Cuánto tiempo creería debía pasar ella frente a su dispositivo? Y según su relato, esto fue lo que ocurrió: “A decir verdad, esperaba que ella dijera: ¡Todo el día! Pero no lo hizo. En cambio, armada con la lógica de por qué era importante limitar el tiempo frente a la pantalla y con la libertad de decidir en sus manos, tímidamente pidió dos shows. Le expliqué dos episodios de un programa apropiado para niños en Netflix.”
″¿Te parece que 45 minutos es la cantidad de tiempo al día adecuada para ti?, Le pregunté sinceramente. Ella asintió con la cabeza, y pude ver por el indicio de una sonrisa que sentía que había conseguido el mejor trato. En lo que a mí respecta, 45 minutos estuvo bien conmigo, ya que dejaba mucho tiempo para otras actividades”.
No distraerse es la habilidad más importante para el siglo XXI que muchos padres no les enseñan a sus hijos.
″¿Cómo planeas asegurarte de no mirar por más de 45 minutos por día?, Pregunté. No queriendo perder la negociación que claramente sentía que estaba ganando. Propuso usar un temporizador de cocina que pudiera configurar. Suena bien, estuve de acuerdo. -Pero si mamá y papá se dan cuenta de que no puedes cumplir la promesa que te hiciste a ti y a nosotros, tendremos que revisar esta discusión, dije, y ella estuvo de acuerdo-”.
Haga ‘pactos de esfuerzo’
Nir Eyal continua su relato: “Hoy, como una niña de 10 años, mi hija todavía está a cargo de su tiempo frente a la pantalla. Ella ha hecho algunos ajustes a sus pautas autoimpuestas a medida que crece, como intercambiar episodios diarios por una noche de cine de fin de semana. También reemplazó el temporizador de la cocina con otras herramientas; ahora llama a Alexa de Amazon para configurar un temporizador que le avise cuando haya alcanzado su límite”.
“Lo importante es que estas son sus reglas, no las nuestras, y que ella está a cargo de hacerlas cumplir. Lo mejor de todo, cuando se acabó su tiempo, no es su padre quien tiene que ser el malo; es su dispositivo diciéndole que ya ha tenido suficiente. Sin darse cuenta, entró en un “pacto de esfuerzo”, una especie de compromiso previo que implica aumentar la cantidad de esfuerzo requerido para realizar una acción indeseable.”
Las discusiones y los desacuerdos respetuosos son saludables
Es importante involucrar al infante en las decisiones y que entienda los razonamientos necesarios para llegar a ese punto. Si se hace como una mera imposición, lo único que se logrará es generar resentimiento.
Estas estrategias para enseñar a los hijos a no distraerse fácilmente no garantizan la armonía en los hogares, por el contrario, fomentan una discusión sana y permanente.
La instructora de Stanford finaliza diciendo: “Es solo cuando los niños pueden controlar su propio comportamiento que aprenden las habilidades que necesitan para ser indescifrables, incluso cuando sus padres no están cerca.”
“Si hay una lección que sacar de esto, es que la distracción es un problema como cualquier otro. Ya sea en una gran corporación o en una familia pequeña, cuando discutimos nuestros problemas abiertamente y en un ambiente donde nos sentimos seguros y apoyados, podemos resolverlos juntos”
“Una cosa es segura: la tecnología es cada vez más generalizada y persuasiva. Si bien es importante que nuestros hijos sean conscientes de que los productos están diseñados para ser muy atractivos, también debemos reforzar su creencia en su propio poder para superar la distracción. Es su responsabilidad, así como su derecho, usar su tiempo sabiamente”.