En épocas de miedo e incertidumbre, los seres humanos, a menudo recurrimos al “gasto de estrés” como una forma de hacer frente a situaciones difíciles y sentirnos más en control. Sin embargo, a pesar de la sensación de satisfacción y el alivio temporal, estas compras pueden tener efectos financieros importantes a largo plazo.
Con los dispositivos móviles, es más fácil que nunca comprar cualquier artículo y recibirlo tan solo horas después. Investigadores encontraron que el 62% de los compradores han comprado algo para animarse (Psychology Today). Algunos lo llaman “terapia de compras” porque pueden hacer que algunos de nosotros nos sintamos mucho mejor, especialmente cuando estamos deprimidos o estresados.
El problema de gastar por estrés llega cuando luego no hay forma de pagar las facturas a tiempo, se quiebran los presupuestos, se empieza a mentir y sentimientos que la culpa o la vergüenza se apoderan de nuestras vidas.
En lugar de gastar por estrés ¿por qué no mejor “ahorrarnos estrés”?, dice Perry Wright, investigador principal del comportamiento, del Common Cents Lab, de la Universidad de Duke, un laboratorio de ciencias del comportamiento que se centra en el bienestar financiero de las personas de bajos ingresos.
“El acto de decidir ahorrar puede brindar la misma sensación terapéutica que brinda la decisión de gastar”, dice Wright, haciendo referencia a la investigación que encontró que los participantes tenían tanto o más alivio al pensar en ahorrar dinero en comparación con pensar en gastarlo.
Ahora veamos como Wright sustenta tan ingenioso raciocinio.
Cuando alguien está estresado, gastar dinero en algo (sin importar lo que sea) le proporciona algún tipo de alivio. El acto de comprar mejora su estado de ánimo y brinda consuelo.
Pero este alivio es de corta duración, explica Wright. “A menudo, puede deteriorarse antes de que un minorista en línea tenga tiempo de imprimir una etiqueta de envío”, dice.
Sin embargo, la razón mental por la que un ser humano se siente aliviado cuando pasa bajo estrés es porque alcanzó algún tipo de resolución. “Es el acto de tomar una decisión, no el recibo de la compra, lo que proporciona una medida de control y brinda ese alivio temporal”, dice Wright.
¿Qué pasaría si pudieras tomar el mismo mecanismo de toma de decisiones usado para gastar y aplicarlo de una manera diferente? En lugar de gastar el estrés, se empiece a ahorrar estrés.
Cada vez que la persona sienta el impulso de comprar algo que no sea una necesidad básica, sume lo que costaría comprar esas cosas y en lugar de seguir adelante con la compra, transfiera el costo exacto de los artículos directo a su cuenta de ahorros.
De esta manera, aún está satisfaciendo ese deseo de tomar una decisión, pero lo está haciendo de una manera más benefica que lo ayudará financieramente a largo plazo.
“Es probable que reciba una chispa de alivio aún mayor por haber hecho valer el control sin necesidad de sacar dinero de su bolsillo”, dice Wright.