El mayor fabricante de circuitos del planeta, Intel, reveló desalentadores resultados en el informe de ganancias del cuarto trimestre. Los ingresos anuales disminuyeron 32% con respecto a 2021 y la compañía registró una pérdida neta de $664 millones.
Luego de conocerse la noticia, el valor de las acciones cerró el viernes con una caída del 6.4%.
Los problemas de Intel incluyen un exceso de chips y una demanda debilitada. El futuro sigue siendo incierto, la misma compañía tiene prevista una pérdida neta ajustada de 15 centavos por acción para el próximo trimestre. Los analistas no se anduvieron con rodeos y recortaron las expectativas en casi en todos los ámbitos.
“No hay nada que explique el colapso histórico de Intel, con una gerencia tratando de culpar a la baja dinámica de gestión de inventario, a China, por la disminución de más del 20% inter-trimestral en ventas”, escribió Hans Mosesmann, analista de Rosenblatt en una nota el jueves por la noche. Rosenblatt redujo su precio objetivo de $20 a $17.
Es una prueba importante para el CEO de la compañía, Pat Gelsinger, quien asumió el cargo de director a sus 54 años, en 2021.
Gelsinger ha dicho que existen factores fuera del control que han contribuido a los problemas de inventario y producción, con una desaceleración del mercado de computadores que presiona los márgenes y obliga a los minoristas a “corregir” sus inventarios.
“Si bien sabemos que esta dinámica se revertirá, predecir cuándo, es difícil”, dijo el director ejecutivo a los analistas. Las acciones de Intel han bajado más del 46% desde su máximo hace 52 semanas.
Al 31 de diciembre de 2022, Intel tenía equivalentes de efectivo por valor de $11,144 millones, con $37,684 millones de deuda a largo plazo, en comparación con $4,827 millones y $33,510 millones obtenidos en 2021. El año pasado el fabricante generó $15,433 millones de efectivo de operaciones en comparación con $29,456 millones del periodo anterior.
Intel se abstuvo de ofrecer una guía de lo que espera en el 2023, debido a la intensa volatilidad del mercado, los bajos niveles de inventario de los clientes y las continuas incertidumbres comerciales. Tienen previsto que los vientos en contra macroeconómicos disminuyan gradualmente en la segunda mitad del año.