Un informe de AlixPartners prevé que los fabricantes de automóviles chinos alcanzarán el 33% del mercado global para 2030, creciendo desde el 21% actual. Este incremento, principalmente fuera de China, se dará de 3 a 9 millones de ventas anuales en la próxima década. Esto preocupa a los fabricantes tradicionales y a los políticos, ya que los vehículos chinos más baratos podrían inundar los mercados y competir fuertemente, especialmente en el segmento eléctrico.
China se está consolidando como un disruptor en la industria automotriz, ofreciendo vehículos más rápidos de comercializar, más baratos y tecnológicamente avanzados. Aunque se espera un menor crecimiento en Japón y América del Norte debido a regulaciones y aranceles, en regiones como América Latina, el Sudeste Asiático y África, el crecimiento será exponencial.
Dentro de China, la participación de mercado de las marcas locales aumentará del 59% al 72%, desplazando a fabricantes tradicionales como General Motors. En Europa, la cuota de mercado de los automóviles chinos se duplicará al 12%.
Los fabricantes chinos tienen ventajas en costos y estrategias de producción local, adaptándose mejor a las preferencias de los consumidores. Desarrollan vehículos en la mitad del tiempo que los fabricantes tradicionales, enfocándose en cumplir estándares sin sobreingeniería y beneficiándose de una ventaja de costos del 35%. Para competir, los fabricantes tradicionales deben replantear sus procesos y acelerar el desarrollo de vehículos.