El sector restaurantero enfrentó un año complicado en 2024, con múltiples cadenas anunciando cierres de sucursales debido a ventas débiles y problemas financieros. La inflación redujo el gasto de los consumidores en restaurantes, llevándolos a optar por alternativas más económicas y descuentos.
Según Black Box Intelligence, las visitas a restaurantes en Estados Unidos disminuyeron durante los primeros 10 meses del año, agravando la crisis.
En total, 26 empresas de restauración se acogieron al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras en 2024, casi triplicando las cifras de 2020, el peor año de la pandemia. Este panorama llevó a varias cadenas a cerrar locales poco rentables en un intento por estabilizar sus finanzas.
Wendy’s cerró 140 sucursales de bajo rendimiento al final del año, sumándose a 80 cierres previos. Sin embargo, planea mantener estable su número total de restaurantes mediante nuevas aperturas.
Applebee’s, parte de Dine Brands, cerró entre 25 y 35 locales en 2024. Las ventas de la marca cayeron durante seis trimestres consecutivos, reflejando las dificultades de atraer clientes en un mercado competitivo.
Denny’s redujo su red en 50 restaurantes, con planes de cerrar otros 100 para finales de 2025. La empresa busca fortalecer sus resultados mejorando el rendimiento de las sucursales restantes.
TGI Fridays, enfrentando bancarrota, cerró 86 locales y dejó su futuro en manos de un tribunal de Texas.
Red Lobster clausuró 120 restaurantes, incluidas 100 sucursales antes de acogerse al Capítulo 11. La empresa busca renacer tras superar su proceso de quiebra.
Otras cadenas, como Noodles & Co. y Bloomin’ Brands, también tomaron medidas similares, cerrando locales y revisando estrategias para enfrentar la contracción del sector.
El año cerró con una industria restaurantera debilitada, marcada por ajustes drásticos y la búsqueda de un equilibrio en un entorno económico desafiante. La pregunta ahora es si estas medidas serán suficientes para asegurar la supervivencia de estas marcas en el futuro.