La tensión en torno a Tesla ha escalado al punto de movilizar al FBI, que anunció la creación de un grupo de trabajo especializado para investigar una creciente serie de ataques violentos contra la empresa de Elon Musk.
La decisión fue tomada tras el hallazgo de varios dispositivos incendiarios en una sala de exhibición de Tesla en Austin, Texas, donde también se encuentra su sede principal.
Los hechos violentos, que incluyen al menos 80 actos de vandalismo o incendios a vehículos Tesla en Estados Unidos y Canadá, están ligados al polémico equipo DOGE, liderado por Musk desde su papel en la administración Trump. DOGE impulsa una agenda radical de recortes al gasto público.
“Esto es terrorismo doméstico”, afirmó en X el director del FBI, Kash Patel. “Los responsables serán perseguidos, capturados y llevados ante la justicia”. El subdirector Dan Bongino fue aún más directo: “Se acerca la justicia”.
El movimiento #TeslaTakedown, que organiza protestas frente a las cerca de 300 salas de exhibición de Tesla, niega toda implicación violenta. “Nuestro movimiento ha sido y siempre será no violento”, aseguró un vocero a CNBC.
El propio Musk ha calificado a los autores de estos ataques como “psicópatas” y pidió que “¡dejen de serlo!”. Mientras tanto, el expresidente Donald Trump, la fiscal general Pam Bondi y el secretario de Comercio Howard Lutnick han salido en defensa de Tesla, con Trump sugiriendo incluso enviar a los culpables a cárceles en El Salvador.
Las acciones de Tesla cerraron el lunes en $278.39, todavía muy lejos de su pico de $488.54. La tensión no solo se siente en la bolsa, también en las calles.
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