La estabilidad de su moneda y una tregua arancelaria abrieron una ventana. Y China no dudó. Este martes, el Banco Popular sorprendió a los mercados con su primera reducción de tasas en siete meses, apostando por revitalizar su economía justo cuando las señales de deflación se vuelven imposibles de ignorar.
La medida redujo la tasa preferencial para préstamos a 1 año del 3.1% al 3.0%, y la de 5 años del 3.6% al 3.5%. Aunque el recorte de 10 puntos básicos es modesto, marca un nuevo giro en la estrategia monetaria de Pekín.
“Es probable que el Banco Popular de China continúe flexibilizando la política”, advirtió Zichun Huang, de Capital Economics, quien prevé una reducción total de hasta 40 puntos básicos para fin de año.
Este nuevo impulso monetario se suma a un paquete de estímulos anunciado previamente que incluye recortes en los requisitos de reservas bancarias y tasas hipotecarias. Paralelamente, prestamistas estatales también bajaron sus tasas de depósito hasta en 25 puntos básicos, preparando el terreno para préstamos más baratos.
La reacción del mercado fue inmediata. El yuan offshore se ha fortalecido más de un 2.8% en el último mes, respaldado por el debilitamiento del dólar y la desescalada comercial con EE. UU. “Beijing muestra una clara preferencia por la estabilidad monetaria”, explicó Allan von Mehren, de Denske Bank.
Aunque la política fiscal aún tendrá que cargar con el peso del crecimiento, el recorte de aranceles acordado entre Washington y Pekín renovó el optimismo. Nomura elevó su previsión de crecimiento del PIB chino para el segundo trimestre al 4.8%, aunque advirtió sobre riesgos persistentes por la crisis inmobiliaria y la posible reactivación de tensiones comerciales bajo la administración Trump.
Mantente al día en la actualidad financiera conectándote a la señal en vivo de Comercio TV aquí.