El martes, las especulaciones crecían como pólvora entre analistas e inversores. Medios como Semafor y Reuters informaban sobre supuestas negociaciones secretas en las que BNSF, el ferrocarril que forma parte del emporio de Berkshire Hathaway, estaría alistando una gran jugada con Goldman Sachs para adquirir a un competidor.
Pero Warren Buffett no tardó en apagar la llama. “Nadie de Goldman ha hablado ni conmigo ni con Greg Abel”, declaró el inversionista de 94 años a Becky Quick, de CNBC. Abel está previsto como su sucesor al frente de Berkshire hacia finales de este año.
El “Oráculo de Omaha” fue aún más tajante. Afirmó que no busca consejo de banqueros externos porque prefiere evitar “intermediarios costosos” que, según él, suelen estar demasiado interesados en cerrar acuerdos lucrativos.
En 2011, Buffett desembolsó $26,500 millones para hacerse con el 77% restante de BNSF. Desde entonces, ha dirigido las operaciones sin recurrir a los bancos de inversión. Esta última aclaración reafirma su filosofía: decisiones claras, sin ruido ni presiones externas.
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