El presidente Trump lleva su batalla por las tasas de interés directamente al corazón del banco central, agitando viejas tensiones y nuevas sospechas. Con el sol de la tarde cayendo sobre Washington, los reflectores se concentraron en un recorrido poco habitual: Donald Trump, enfundado en un casco blanco, se encontró cara a cara con Jerome Powell en medio de una obra monumental.
Ataques directos
El escenario fue el proyecto de renovación de la sede de la FED, cuyos costos, según Trump, se dispararon de $2,500 millones a $3,100 millones. La tensión entre ambos hombres se hizo evidente durante un intercambio sobre el coste total del proyecto. Trump citó una cifra superior a los 3,000 millones de dólares, superior a los 2,500 millones previstos. Powell actuó sorprendido por el comentario de Trump y dijo: «No tengo conocimiento de eso». Inmediatamente señaló que la cifra de Trump incluía el costo de un tercer edificio de la Reserva Federal que fue remodelado hace varios años y reabierto en 2021.
“Acabas de añadir un tercer edificio, eso es todo”, dijo Powell. “Se construyó hace cinco años”. El mandatario no perdió el ritmo y agregó: “Me encantaría que bajara los tipos de interés. Aparte de eso, ¿qué te puedo decir?”, dijo mientras daba una palmada en la espalda del jefe del banco central.
Presión, costos y una jugada política
Acompañado por asesores y el senador Tim Scott, Trump no ocultó sus intenciones: “Creo que el presidente hará lo correcto”, afirmó al insistir que la FED debería reducir las tasas para aliviar el costo de la deuda pública. El viaje de cinco cuadras desde la Casa Blanca fue menos sobre arquitectura que sobre política monetaria y poder. La remodelación, plagada de problemas como asbesto, contaminación y agua subterránea, se convirtió en el nuevo campo de batalla.
El gesto fue más que simbólico. Trump busca proyectar a Powell como un burócrata desconectado, al mando de una FED “fuera de control”. “No hubo tensión”, aseguró Trump, aunque admitió que no considera, por ahora, forzar la salida del presidente de la FED: “No quiero incluir eso en esta categoría… los costos se descontrolaron, y eso es algo que pasa”.
El pantano, la inflación y la estrategia electoral
Para analistas como Brian Gardner, “atacar a la FED es una buena estrategia política para Trump. Fue elegido para drenar el pantano”. Mientras tanto, Douglas Holtz-Eakin advierte que “la FED es una institución seria” y que deslegitimarla puede debilitar el dólar y alentar la inflación. El exsenador Pat Toomey fue más directo: “Lo que Trump quiere no tiene sentido… puede disparar la inflación”.
Pese al teatro político, la FED se enfrenta a decisiones reales y complejas. Powell, cuyo mandato termina en mayo, advirtió que solo recortará tasas si los aumentos arancelarios no elevan la inflación. Y mientras Trump juega sus fichas públicas, su administración sigue debatiendo en privado si la vía judicial podría remover al presidente del banco central.
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