En el escenario internacional, las tensiones entre las principales potencias parecen moverse con un ritmo calculado. Las reuniones de alto nivel han dejado más preguntas que respuestas, y la guerra en Ucrania continúa marcando el pulso de las decisiones económicas y diplomáticas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que por ahora no siente la necesidad de castigar a China por sus compras de crudo a Moscú, aunque advirtió que podría hacerlo “en dos o tres semanas”. La declaración llegó poco después de su encuentro con Vladimir Putin en Alaska, donde no se alcanzó un acuerdo para detener el conflicto en Ucrania.
Trump recordó que recientemente golpeó a India con un arancel adicional del 25% por sus importaciones de petróleo ruso, pero en esta ocasión dejó claro que Pekín aún no enfrenta medidas similares.
“Bueno, debido a lo que pasó hoy, creo que no tengo que pensar en eso… Quizás tenga que pensarlo en dos o tres semanas, pero no tenemos por qué pensarlo ahora. Creo que la reunión salió muy bien”, señaló.
Mientras tanto, Xi Jinping encara una economía debilitada, y cualquier sanción de Washington podría complicar aún más la recuperación china. La relación bilateral está sujeta al delicado equilibrio entre el comercio y la geopolítica, donde China y Rusia se mantienen como piezas centrales del tablero global.
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