Las consolas de videojuegos dejarán de ser un escape barato para millones de jugadores en Estados Unidos. Microsoft anunció que, a partir de octubre, subirá el precio de varios modelos de Xbox, justificando la medida en los “cambios en el entorno macroeconómico”. Aunque la compañía evitó culpar directamente a los aranceles impulsados por Donald Trump, la sombra de esas medidas comerciales está detrás de los nuevos costos que afectarán a los hogares.
“Entendemos que estos cambios son desafiantes y se realizaron después de una cuidadosa consideración”, señaló la empresa en un comunicado. Lo cierto es que esta será la segunda vez en lo que va del año que los precios suben, sumándose así a la tendencia marcada por Sony y Nintendo, que también ajustaron al alza tras la política arancelaria del presidente.
Los incrementos son contundentes: la Xbox Series S pasará de $379 a $399, mientras que la versión de 1 TB costará $449. La Xbox Series X digital subirá a $599, con un alza de $50, y la versión con unidad de disco alcanzará los $649. El golpe mayor será para quienes buscan el modelo con 2 TB de almacenamiento, que llegará a $799 frente a los $729 previos.
Este nuevo escenario no solo encarece la diversión, también refleja cómo las tensiones comerciales están alterando la economía cotidiana.
Para los latinos residentes en EE.UU., que representan una porción significativa de la comunidad gamer, estos aumentos implican un mayor esfuerzo para acceder al entretenimiento digital. En tiempos en que el costo de vida ya es un desafío, el alza en los precios de Xbox simboliza cómo las decisiones políticas y económicas terminan golpeando directamente el bolsillo familiar.
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