En Buenos días Wall Street, la analista e inversionista Gabriela Berrospi —fundadora de Latino Wall Street—, puso sobre la mesa el termómetro de un mercado que presume fortaleza mientras Washington patina. Entre preguntas sobre liquidez, recortes de tasas y tensiones comerciales, la conversación dejó una idea inquietante: cuando todo sube al mismo tiempo, conviene mirar dos veces qué lo sostiene.
Quince días de parálisis acumulan costos crecientes: el shutdown ya se estima en $15,000 millones por semana y el Congreso sigue sin un acuerdo. El CBO advierte que la persistencia de los bloqueos fiscales podría restar 0.5% al PIB y extender la desaceleración hasta 2028, con 43,000 empleos en riesgo.
A juicio de nuestra analista, el mercado mira por encima del bache: los cierres son temporales y, en la serie histórica, han sido más un ruido que un quiebre. Los retrocesos intermedios, dice, suelen convertirse en oportunidades de entrada a mejores precios.
El otro eje es la FED. Con el ciclo de recortes en marcha, el consenso apuesta por dos movimientos adicionales este año. La hoja de ruta “prudente” sería recortar 25 puntos básicos por reunión: suficiente para oxigenar, no tanto como para desatar un brote de inflación difícil de domar. Porque más liquidez, recuerda Berrospi, impulsa activos y portafolios, pero también alimenta presiones de precios que tarde o temprano aparecen fuera de las pantallas.
En la escena internacional, Donald Trump tensó el hilo con China al insinuar un embargo al aceite de cocina, mientras se reunió con el presidente argentino Javier Milei tras un rescate de $20,000 millones para Buenos Aires. ¿Antesala de otra guerra arancelaria? La experiencia reciente sugiere un patrón: amenazas, pausa, negociación y, a veces, acuerdo. Cuando llega la certidumbre, los índices suelen celebrarla.
Queda la pregunta incómoda: ¿hay burbuja? Para Berrospi, el motor que podría evitar ese sello es la inteligencia artificial. Desde 2023, el boom de IA ha elevado productividad, márgenes y expectativas. Si ese impulso se suma a recortes graduales y a la estacionalidad de fin de año, el rally encuentra tres catalizadores. La recomendación táctica: paciencia para comprar caídas, foco en materias primas como cobertura en una era inflacionaria y, además, algo de diversificación internacional.
La comunidad latina en EE. UU. es decisiva en este tablero: aporta consumo dinámico, crea empresas a ritmo superior al promedio y, cada vez más, invierte. Expandir educación financiera y acceso a activos —no solo a ingresos laborales— multiplica movilidad social y, de paso, profundiza el mercado para el largo plazo.
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