En una jornada marcada por simbolismos políticos, rostros influyentes y una inesperada convergencia entre deporte y diplomacia, una figura del fútbol mundial volvió a pisar suelo estadounidense después de más de una década. El motivo no fue deportivo, sino una invitación de alto nivel que reunió a algunos de los nombres más poderosos del planeta.
Una velada repleta de figuras globales
Cristiano Ronaldo asistió a una cena de gala en la Casa Blanca acompañado de su prometida, Georgina Rodríguez, como parte de la delegación que acompaña al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salmán, en su visita de Estado.
Durante su intervención, Donald Trump expresó una anécdota personal que desató risas entre los asistentes: “Mi hijo es fan de Cristiano Ronaldo, tuvo la oportunidad de conocerlo y creo que ahora me respeta un poco más, solo por habérselo presentado”. El mandatario destacó además que “esta sala está repleta de los mayores líderes del mundo: en los negocios, en el deporte…”.
Entre los invitados se encontraban figuras como Elon Musk y Gianni Infantino, presidente de la FIFA. Ronaldo, ubicado cerca de la mesa presidencial, no tomó la palabra, pero quedó inmortalizado en un selfi junto a Musk, Infantino y Georgina Rodríguez. La velada incluyó orquesta, alfombra roja y una carpa que cubrió la entrada debido a la intensa lluvia sobre Washington.
Diplomacia, negocios y objetivos estratégicos
Trump describió a Bin Salmán como “un verdadero socio para la paz y prosperidad” en Oriente Próximo, pese a las acusaciones internacionales ligadas al asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018. El heredero saudí fue recibido con honores reservados a jefes de Estado: salvas de cañón, inspección de tropas y sobrevuelo militar.
El futbolista, convertido en la imagen principal del Al-Nassr —equipo propiedad del fondo soberano PIF— renovó su contrato en junio y ahora forma parte de la estrategia saudí para posicionar al país como candidato al Mundial 2034. Su visita también le acercó a líderes empresariales como Tim Cook y el productor David Ellison.
Para Ronaldo, esta fue su primera presencia en Estados Unidos desde 2014, luego de que su situación legal quedara despejada tras la desestimación en 2023 de una denuncia de 2009. La cena evidenció cómo el deporte continúa siendo una herramienta de influencia global capaz de abrir puertas diplomáticas y conectar mundos que trascienden el terreno de juego.
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