Miami avanza en medio de un escenario político inesperado. Lo que parecía una contienda local se transformó en un momento que captó la atención nacional, especialmente por el clima político del sur de Florida y el peso simbólico de los votantes hispanos.
Un triunfo que desafía tres décadas de hegemonía conservadora
Eileen Higgins se convirtió este martes en la primera alcaldesa de Miami tras derrotar al exadministrador municipal Emilio González con cerca del 60% de los votos. A sus 61 años, también es la primera demócrata —y la primera persona no cubana ni cubanoamericana— en ocupar ese cargo en 30 años. “Esta noche, la gente de Miami hizo historia. Juntos dejamos atrás años de caos y corrupción y abrimos la puerta a una nueva etapa para nuestra ciudad”, expresó Higgins, agradeciendo el respaldo que la llevó a “ganarle a la política de siempre”.
Aunque la contienda es técnicamente no partidista, se convirtió rápidamente en una batalla entre demócratas y republicanos, marcada además por cambios recientes en Miami-Dade, condado que apoyó a Donald Trump en la última elección presidencial. El exmandatario intervino directamente con un respaldo “total” a González, lo que convirtió la campaña en un termómetro del voto hispano. El Comité Nacional Demócrata, por su parte, respaldó abiertamente a Higgins, una intervención poco usual en una elección municipal.
La ciudad, con medio millón de habitantes —más del 70% hispanos y casi el 60% inmigrantes— ha sido terreno fértil para campañas que apelan al recuerdo del autoritarismo en países como Cuba, Venezuela o Nicaragua. El Partido Republicano comparó a Higgins con figuras progresistas como Mamdani, a quien Trump calificó de “comunista”, buscando erosionar su apoyo en comunidades exiliadas. González, reforzado por el apoyo del gobernador Ron DeSantis y de los senadores Rick Scott y Ted Cruz, fue apodado entre demócratas como el “alcalde MAGA”.
Migración, polarización y un electorado en ebullición
La campaña estuvo atravesada por el impacto de la agenda antiinmigrante de Trump, que dejó a cientos de miles de cubanos, venezolanos, haitianos y nicaragüenses en un limbo legal. Las redadas, arrestos y centros de detención encendieron el descontento. Sondeos recientes muestran rechazo mayoritario a deportar inmigrantes sin historial delictivo. Higgins supo captar ese malestar, denunciando la agenda “cruel” del presidente y calificando el acuerdo 287(g) firmado en junio como “un error” que buscará revertir.
También criticó la eliminación del Estatus de Protección Temporal para venezolanos y haitianos, alertando sobre el daño económico de dejar a miles sin permiso de trabajo. Incluso rechazó el traspaso de un terreno del Miami Dade College para construir la biblioteca presidencial de Trump.
Higgins, excomisionada del Distrito 5 durante siete años, llega a la alcaldía en una ciudad sacudida por décadas de escándalos y dinastías políticas. Tras imponerse en una contienda con 13 candidatos y liderar la primera vuelta con 36%, su elección simboliza un viraje profundo que redefine el mapa político de Miami y abre un capítulo cargado de expectativas sobre el rumbo que tomará la ciudad.
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