En una entrevista que recorrió varios frentes internacionales y domésticos, el presidente Donald Trump dejó una serie de declaraciones que reavivaron tensiones y alimentaron nuevas especulaciones. Desde su visión sobre la economía estadounidense hasta sus posiciones sobre Venezuela, Ucrania y Europa, el mandatario mostró nuevamente un estilo directo y cargado de mensajes implícitos.
Trump insinuó que la permanencia de Nicolás Maduro en el poder está llegando a su fin. Ante la pregunta de si descartaría el uso de tropas estadounidenses en territorio venezolano, respondió: “No hago comentarios sobre eso”, para luego añadir sobre el líder venezolano “sus días están contados”. La ambigüedad deliberada marcó el tono de un intercambio donde también evitó confirmar o negar una invasión terrestre, aunque reiteró que no descarta “ni confirma nada”.
El mandatario también afirmó que estaría dispuesto a replicar contra países como México y Colombia las acciones que Estados Unidos ha tomado contra presuntos barcos narcotraficantes venezolanos. “Claro. Lo haría”, dijo cuando se le preguntó si consideraría ataques similares para frenar el tráfico de fentanilo. Las tensiones en el Caribe han escalado después de que la administración Trump declarara que el espacio aéreo venezolano debería considerarse “cerrado”.
Sobre la guerra en Ucrania, Trump sostuvo que Rusia posee una ventaja evidente en las negociaciones. “No cabe duda, es Rusia”, afirmó. Aunque reconoció la “valentía” de los ucranianos, insistió en que “el tamaño suele imponerse”, una frase que dejó entrever su visión pragmática del conflicto.
El presidente también tuvo palabras duras para los líderes europeos, a quienes calificó de “débiles”, y aseguró que “la mayoría de las naciones europeas están en decadencia”. Sus críticas se extendieron a los inmigrantes somalíes y, de manera implícita, a la congresista Ilhan Omar, al afirmar que no desea que alguien llegue al país para “quejarse” de Estados Unidos.
A pesar de encuestas que muestran descontento ciudadano, Trump calificó su economía como “A-plus-plus-plus-plus-plus” y confirmó que la inminente decisión de la FED será clave para elegir al próximo presidente del organismo. En el plano político y económico, el mandatario parece decidido a mantener la agenda marcada por mensajes de fuerza, ambigüedad calculada y confrontación estratégica.
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