En tiempos en que la conversación pública suele girar alrededor de tasas, mercados y balances, una pregunta íntima se cuela en el debate financiero: ¿cómo se recuerda una vida cuando ya no está?. En La Libreta Financiera, la asesora patrimonial Natalia Ospina llevó esa idea al terreno práctico y planteó que “dejar un legado es mucho más que heredar simplemente bienes”, porque también implica valores, hábitos y decisiones que atraviesan generaciones.
Ospina ubicó el primer pilar en la educación financiera, como un aprendizaje cotidiano que comienza “desde que somos pequeños”, desde la alcancía hasta conversaciones familiares regulares. Recordó una frase que le marcó en su experiencia asesorando empresas familiares: “estamos hoy dejando herencias, pero no estamos construyendo legados”, advirtiendo que muchas fortunas se diluyen por falta de sucesores formados.
El segundo pilar es la protección legal, que describió como una forma de cuidado: “el amor se demuestra también siendo previsivos”. Mencionó documentos como testamentos y fideicomisos y citó el caso de Prince, cuya fortuna quedó atrapada en disputas por no dejar un testamento.
El tercer pilar es el crecimiento mediante inversión con visión de largo plazo: “invertir no se trata solamente de buscar rendimientos rápidos”, sino de sembrar para que otros cosechen, incluso con impacto social.
El mensaje final fue directo: no importa el punto de partida. “Todos vamos a dejar un legado”, y se construye con constancia, reglas claras y decisiones que protejan a quienes vienen detrás.
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