De vuelta en Buenos Días Wall Street, el cierre de 2025 llega con sabor a balance y con la mirada puesta en lo que viene. El programa recibió al analista bursátil Antonio Castelo, quien habló desde Madrid para repasar un año marcado por un rally prolongado, rotaciones sectoriales intensas y un mercado que, pese a los titulares optimistas, dejó ganadores muy concentrados y perdedores silenciosos.
Castelo sostuvo que el desempeño global fue “bastante mejor” de lo que se anticipaba 12 meses atrás, incluso después de episodios de volatilidad como las amenazas arancelarias de Donald Trump a comienzos de abril. En términos generales, describió a 2025 como un año de “normalización”: inflación más moderada, bancos centrales iniciando recortes y un regreso del inversionista a mirar beneficios, balances y flujo de caja, no solo narrativas.
Los ganadores de 2025 y la pregunta incómoda sobre la inteligencia artificial
Para el analista, los vencedores se agruparon en tres bloques: todo lo vinculado a inteligencia artificial, especialmente semiconductores y hardware; la industria de defensa en Europa por el aumento del gasto militar; y Japón y parte de Asia, impulsados por la nueva cadena de valor del chip. En la otra cara, citó a sectores golpeados por precios y aranceles, como consumo más sensible, parte del químico y empresas de publicidad y medios “disrumpidas” por la propia IA.
La gran historia, dijo, es la brecha interna: mientras algunos valores ligados a IA subieron más de 100%, muchas compañías medianas y sectores tradicionales apenas avanzaron. Sobre la sostenibilidad del rally tecnológico, ofreció un diagnóstico mixto: hubo fundamentos claros en infraestructura de IA —nube, centros de datos, memoria, ciberseguridad—, con inversión real, contratos y pedidos. Pero también vio síntomas típicos de burbuja en nichos pequeños que se revalorizaron por sumar “inteligencia artificial” a su discurso.
Castelo rechazó una comparación directa con la burbuja puntocom. Recordó que entonces muchas compañías no tenían beneficios ni EBITDA y se valoraban por clics o usuarios. En cambio, hoy gigantes como Nvidia, Alphabet, Microsoft y Amazon generan márgenes, liquidez y capacidad de inversión con su propia caja, lo que dificulta hablar de burbuja generalizada. La alerta, matizó, aparece cuando una empresa necesita endeudarse para sostener su carrera por IA: puso como ejemplo a Oracle, donde el mercado podría castigar la falta de caja y el apalancamiento.
Reserva Federal, política y la guía práctica para ajustar portafolios
Mirando a 2026, el analista subrayó que los recortes de tasas no son “buenos o malos por definición”: depende de si responden a una normalización o a una reacción defensiva por desaceleración. Aun así, descartó un regreso al “dinero gratis”: las tasas podrían bajar, pero lejos del cero de la década pasada. El factor nuevo es el relevo en la Reserva Federal y cómo se perciba su independencia. Si el mercado interpreta que el nombramiento del próximo gobernador responde a criterios políticos, “cualquier movimiento” será leído con sospecha, elevando volatilidad en bonos y primas de riesgo.
También advirtió que 2026 estará atravesado por el calendario político, especialmente en Estados Unidos con los midterms. La política fiscal, la regulación sectorial (tecnología, finanzas, salud, energía) y la geopolítica comercial pueden mover bolsas, divisas y cadenas de suministro con rapidez, aunque sostuvo que a largo plazo siguen pesando más los fundamentales: beneficios, crecimiento y condiciones financieras.
¿Dónde mirar entonces? Castelo propuso bloques, no “sectores de moda”: tecnología productiva ligada a IA, ciberseguridad y semiconductores; salud y biotecnología por envejecimiento y demanda más defensiva; e infraestructuras y redes energéticas, claves para sostener centros de datos y electrificación. En contraste, pidió cautela con consumo discrecional dependiente del crédito, inmobiliario comercial vulnerable y modelos erosionables por IA.
Su recomendación final fue contundente: no construir la cartera “en función del tema del año”, sino del horizonte (3 a 5 años) y del riesgo que cada inversor soporta. Núcleo de calidad, exposición razonable a tendencias y reglas claras de rebalanceo. “Las modas pasan”, remató, “pero la disciplina sigue cuando se apaga el ruido”.
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