DETROIT (AP) — Aleen Hudson anduvo todo el verano buscando una camioneta nueva para su servicio de transporte de pasajeros.
Tenía buena calificación de crédito y suficiente efectivo para hacer un pago inicial. Pero ninguno de los concesionarios de la zona de Detroit tenía un vehículo adecuado. O le pedían entre 3,000 y 6,000 dólares arriba del precio de lista. Se sentía abatida tras meses de frustración.
“Estaba deprimida”, dijo Hudson. “También furiosa”.
Las cosas cambiaron a finales de septiembre cuando un concesionario le avisó sobre una Chrysler Pacífica 2022. Su precio de 41,000 dólares no era exactamente una ganga. Y el modelo tampoco era justo lo que Hudson quería. Pero no rebasaba mucho el precio de lista y Hudson consideró que no estaba en condiciones de poner peros. Está trabajando de nuevo con su propia camioneta.
Pudo haber sido peor. Hudson hizo su compra justo cuando los precios de los vehículos nuevos y usados han estado bajando desde que alcanzaron niveles récord, y cuando aumentan las unidades disponibles en las concesionarias. La camioneta de Hudson pudo haber costado más hace unos cuantos meses.
No es que alguien espere que los precios bajen a los niveles donde se encontraban antes de la recesión causada por la pandemia a principios de 2020. Con la veloz recuperación tras la recesión, los fabricantes de autos se quedaron sin partes ni vehículos para satisfacer la demanda. Los precios se dispararon y desde entonces han permanecido casi invariables.
Los precios de los vehículos nuevos y usados continúan entre 30% y 50% arriba de donde estaban al inicio de la pandemia. El precio promedio de un vehículo usado era de casi 31.000 dólares el mes pasado. ¿Y el precio promedio de uno nuevo? 47,000 dólares. Después de que los altos precios y las tasas del crédito hicieran que los pagos mensuales promedio de los autos nuevos rebasaran los 700 dólares, millones de compradores quedaron excluidos del mercado de vehículos nuevos y se vieron confinados a los de segunda mano.
Los elevados precios están redituando ganancias importantes a la mayoría de los fabricantes automovilísticos aunque las ventas estén flojas. El martes, por ejemplo, General Motors informó que sus ganancias netas del tercer trimestre aumentaron más de 36%, gracias en parte a la comercialización de sus costosas camionetas pickup y grandes camionetas SUV.
Aun así, tal como lo descubrió Hudson, muchos vehículos se están volviendo ligeramente más asequibles. Los primeros indicios surgieron hace semanas en el mercado de vehículos usados, el cual alcanza 40 millones de ventas al año. A medida que disminuyó la demanda y aumentaron os inventarios, los precios comenzaron a bajar.
CarMax dijo haber vendido 15,000 autos menos el trimestre pasado en comparación con el año anterior. El director general de la compañía de vehículos usados con sede en Richmond, Virginia, señaló como causas la inflación, las tasas de crédito más altas y una disminución en la confianza de los consumidores.
Una “huelga de compradores” es como Adam Joans, analista del sector automovilístico en Morgan Stanley, describió la caída de las ventas, una dinámica que típicamente es preludio de menores precios. Y efectivamente, los precios promedio de los vehículos de segunda mano bajaron en septiembre 1% desde su nivel de mayo, según Edmunds.com.