En gran parte de las aerolíneas, los pasajeros a menudo tienen diferencias relacionadas con el servicio, como por ejemplo el asiento reclinable que afecta el espacio para las piernas, cambios de asiento y disputas por el espacio en los compartimentos superiores.
Además de lo anterior, una de las problemáticas más frecuentes es el ascenso de categoría. Debido a ello, poco a poco se ha ido popularizando una manera más educada de competir con otros pasajeros para obtener un mejor lugar. El mecanismo que ha ganado seguidores tanto del lado de las compañías aéreas como de los mismos pasajeros, es el sistema de las “subastas”.
Imagina que falta alrededor de una semana para tu vuelo: recibes un correo electrónico que te invita a hacer una oferta en línea para participar en una subasta para mejorar tu asiento. Sin necesidad de llamar a una aerolínea ni de hacer un alto pago inicial. Tú eliges el precio, un medidor te indica la probabilidad de ganar la oferta y eso es todo. Puede que obtengas el asiento, puede que no, pero estás en el juego y no has desembolsado nada por adelantado. Desde la perspectiva de la aerolínea, habrá una oferta más alta y aquellos que no ganen la subasta no estarán en peor situación que antes.
Las aerolíneas más grandes de Estados Unidos, como American, Delta y United, aún no han ofrecido este tipo de subastas de manera generalizada, probablemente porque están reservando su inventario de cabinas premium para ser utilizado prioritariamente a través de otros sistemas como el de millas, beneficios para viajeros frecuentes o compras de último minuto.
Spirit Airlines ofrece “Big Front Seat” (que es exactamente lo que parece: un asiento más grande cerca de la parte delantera del avión) a través de su programa SeatBid que funciona como subasta. Pero ninguna otra aerolínea importante en Estados Unidos cuenta con este mecanismo.
El modelo de subasta es diferente porque ofrece descuentos a menudo significativos, y detrás de este enfoque se encuentra una verdad sobre la economía de la oferta y la demanda: se ofrecen asientos que todavía están disponibles cerca de las fechas de vuelo.
“En los últimos años ha ganado popularidad el concepto de vender asientos en dificultades de ocupación, es decir, sillas que de otra manera quedarían vacías, sin una subasta a ciegas” comenta Zack Griff, redactor senior de aviación en el sitio web The Points Guy.
Empresas como PlusGrade, que se describe a sí misma como especializada en “soluciones de ingresos adicionales”, han vendido la tecnología a varias aerolíneas, para que esta oferta esté disponible en muchos vuelos operados internacionalmente.
Es posible que el modelo de mejora de asiento dentro de los vuelos en Estados Unidos cambie, pero eso no ocurrirá rápidamente. Las aerolíneas no son conocidas por ser especialmente hábiles en tecnología, la integración de AirPods, por ejemplo, podría ser un gran avance, pero liberar asientos de mayor costo será cada vez más importante, según Griff, quien dice que la forma tradicional de lidiar con las mejoras puede no ser óptima desde una perspectiva de rentabilidad.
Scott Keyes de Going (antes Scott’s Cheap Flights), una plataforma en línea que conecta a los viajeros con opciones de tarifas aéreas asequibles, ve tanto los desafíos como el potencial en tales programas.
“Subastar asientos premium no vendidos es, sin lugar a dudas, una tendencia importante en la industria. Cada vez más aerolíneas han adoptado subastas de mejora para asientos de clase económica, ejecutiva y primera clase que no se venden de otra manera”.
Para las aerolíneas, Keyes dice que la razón es simple: las subastas generan mucho más ingresos que hacerlo de la forma tradicional.
Los viajeros que ganan estos asientos también se benefician en el proceso, ya que a menudo reciben un descuento de hasta el 70% en espacios dentro de la primera clase. Pero hay que decirlo, eso también deja a un perdedor.
Dada la realidad de las mejoras en la industria de la aviación y el cambiante panorama de los viajes de negocios, no sería sorprendente ver en un futuro cercano un aumento en las subastas para conseguir mejores sillas, posiblemente acompañado de nuevas estrategias para mantener la lealtad de los viajeros frecuentes.