Al acercarse al final de nuestras vidas, a menudo reflexionamos sobre lo que podríamos haber hecho de manera diferente.
Para muchos, estos momentos de introspección revelan un deseo profundo de haber expresado más amor y perdón a lo largo de la vida. Siddhartha Mukherjee, oncólogo y autor reconocido, compartió durante un discurso reciente en la Universidad de Pensilvania que, en sus últimas palabras, las personas suelen manifestar su aprecio por aquellos que han sido importantes en sus vidas.
Por otro lado, Bronnie Ware, autora del libro “Los cinco principales arrepentimientos de los moribundos”, basado en su experiencia como trabajadora de cuidados paliativos, observó que muchos expresaban arrepentimiento por no haber hecho lo suficiente por sí mismos.
Durante sus ocho años de trabajo con personas que enfrentaban enfermedades graves y terminales, Ware notó que la gente a menudo se sentía culpable por no haber vivido la vida que realmente deseaban.
En su libro, Ware detalla las cinco frases de arrepentimiento más comunes que escuchó de aquellos en su lecho de muerte:
- Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.
- Ojalá no hubiera trabajado tan duro.
- Ojalá hubiera tenido el coraje de expresar mis sentimientos.
- Ojalá me hubiera mantenido en contacto con mis amigos.
- Ojalá me hubiera permitido ser más feliz.
Bronnie Ware, autora de “Los cinco principales arrepentimientos de los moribundos”, destaca que muchos lamentan no haber priorizado sus intereses y felicidad al tomar decisiones importantes. Este arrepentimiento se ve reflejado en personas que eligieron una carrera por presión familiar o renunciaron a sus sueños por estar cerca de sus seres queridos.
Otro arrepentimiento común es trabajar demasiado, lo que puede llevar a descuidar la salud mental y las relaciones personales. Según una encuesta reciente, el 78% de los trabajadores estadounidenses sacrifican sus vacaciones y se esfuerzan demasiado en sus carreras. Bill Gates, cofundador de Microsoft, reconoció esta lección tarde en su vida, instando a los jóvenes a priorizar el tiempo para nutrir relaciones y disfrutar de la vida.