En un hito histórico, las empresas automotrices chinas superaron a las estadounidenses en ventas de vehículos el año pasado, lideradas por el crecimiento de BYD y el aumento de la demanda en los mercados emergentes.
Con 13.4 millones de vehículos vendidos, las marcas chinas superaron las ventas estadounidenses de 11.9 millones. Este éxito se atribuye en parte a la negligencia de los fabricantes tradicionales en mantener precios competitivos, lo que ha llevado a los consumidores hacia opciones chinas más asequibles.
BYD, con sede en Shenzhen, ha liderado esta expansión global, aprovechando una guerra de precios de vehículos eléctricos en China para bajar los precios y competir efectivamente en el mercado mundial. Las marcas chinas han logrado un éxito significativo en economías emergentes, donde una de cada cinco ventas de automóviles nuevos se realizó el año pasado.
A pesar de la creciente animosidad comercial entre China y Occidente, las marcas chinas han ganado participación de mercado en regiones como Medio Oriente, Eurasia, África, América Latina y el Sudeste Asiático. Incluso en economías desarrolladas como Europa, Australia, Nueva Zelanda e Israel, algunas marcas chinas han logrado aumentar su presencia.
Sin embargo, la industria automotriz enfrenta desafíos en 2024, ya que más países están promulgando medidas para proteger sus industrias locales de las exportaciones chinas baratas. La Unión Europea, por ejemplo, ha aumentado los aranceles a los vehículos eléctricos chinos, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, que cuadruplicó los aranceles. Turquía también anunció aranceles adicionales sobre los vehículos chinos, lo que sugiere que otros mercados emergentes podrían seguir el mismo camino.