Oriente Medio enfrenta una nueva crisis tras el asesinato de Ismail Haniyeh, líder de Hamas, en Teherán.
Irán acusó a Israel desde el momento del ataque, pero Israel no confirmó su responsabilidad de inmediato. Este asesinato sigue a la muerte de Fuad Shukr, número dos de Hezbolá, por parte de Israel en Beirut, en represalia por un ataque a los Altos del Golán.
Haniyeh, que lideró las negociaciones de alto el fuego con Israel y fue una figura clave en Hamas, desempeñaba un rol crucial en los esfuerzos diplomáticos del grupo. Su muerte puede dificultar aún más las negociaciones para un cese al fuego en Gaza, que ya llevan meses sin éxito.
El jefe de política exterior de Qatar criticó la violencia y el asesinato de Haniyeh, resaltando la dificultad para lograr la paz en estas condiciones. La muerte de Haniyeh podría impulsar represalias por parte de Irán, Hamas y Hezbolá, elevando el riesgo de una mayor escalada en la región.
Israel se prepara para posibles represalias, mientras que Irán enfrenta presiones para responder. Aunque el conflicto podría intensificarse, algunos analistas creen que Irán podría optar por una respuesta más medida para evitar un enfrentamiento directo con Israel.
Al igual que ha ocurrido con el conflicto en Ucrania, una escalada o incluso una posible guerra transnacional que podría involucrar directamente a Israel, Iran, Libano e incluso Yemen, afectaría gravemente el tránsito mundial de mercancías e insumos críticos entre Asía, Europa y América, además que crearía un ambiente aún más oscuro en las relaciones político-económicas entre Rusia, China y Corea del Norte con Occidente.
Los precios del petroleo podrían irse al alza ya que en la zona aledaña al conflicto se extrae gran parte del crudo del planeta y esto afectaría a prácticamente a todos los demás sectores económicos.