Las recientes revisiones a la baja de las nóminas de empleo en Estados Unidos, que alcanzan las 818,000, han generado un intenso debate sobre su posible relación con una recesión económica. Sin embargo, al analizar el contexto actual y compararlo con la situación de 2009, las diferencias son notables.
En 2009, cuando se sobreestimaron 824,000 empleos, ya se había declarado una recesión y otros indicadores, como las solicitudes de subsidio por desempleo y la tasa de desempleo asegurado, mostraban señales claras de una profunda debilidad económica. Además, el PIB había sido negativo durante varios trimestres consecutivos, reflejando una contracción económica evidente.
En contraste, las revisiones actuales, que abarcan el período de abril de 2023 a marzo, no muestran señales tan alarmantes. La estabilidad en las solicitudes de subsidio por desempleo y la baja tasa de desempleo asegurado indican que el mercado laboral no está en la misma situación crítica que en 2009. El PIB ha mostrado crecimiento continuo durante ocho trimestres, lo que sugiere una economía más resiliente.
Si se confirma una mayor debilidad económica, podría afectar las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal. Sin embargo, la FED probablemente continuará enfocándose en datos más contemporáneos, como las solicitudes de desempleo y el PIB, para guiar sus decisiones.
Es importante considerar que las revisiones de datos económicos, como las de empleo, son propensas a errores y pueden ser corregidas posteriormente. Esto se evidencia en que, históricamente, las revisiones han sido revertidas en muchas ocasiones.
Además, la revisión actual podría estar exagerada debido a factores como la contratación de inmigrantes no autorizados, lo que añade una capa de complejidad a la interpretación de los datos. Por lo tanto, aunque las revisiones son significativas, los indicadores actuales no apoyan la idea de una recesión similar a la de 2009, y la economía parece estar en una situación más estable de lo que estas revisiones podrían sugerir.