El reciente descubrimiento de un diamante de 2,492 quilates en Botswana ha captado la atención mundial, consolidando aún más la reputación de este país como uno de los principales productores de diamantes. Este hallazgo, realizado en la mina Karowe, operada por la empresa canadiense Lucara Diamond, se posiciona como el segundo mayor diamante extraído en la historia.
Para contextualizar, el diamante más grande jamás encontrado fue el Cullinan de 3,106 quilates, descubierto en Sudáfrica en 1905, el cual fue posteriormente dividido en varias piezas que adornan las joyas de la Corona británica.
La piedra descubierta recientemente en Karowe no solo destaca por su tamaño, sino también por la tecnología avanzada utilizada en su extracción. Lucara Diamond empleó tecnología de rayos X para localizar la gema, lo que subraya la inversión estratégica de la empresa en innovación tecnológica. Este enfoque no solo maximiza la eficiencia en la recuperación de gemas, sino que también asegura que la mina Karowe siga siendo una fuente vital de diamantes de alta calidad.
El impacto de este descubrimiento trasciende la industria minera, ya que refuerza la posición de Botswana en el mercado global de diamantes. El país, que ya representa el 20% de la producción mundial, sigue demostrando su capacidad para descubrir piedras preciosas de dimensiones excepcionales.
En años anteriores, la misma mina produjo el diamante Sewelô de 1,758 quilates y el Lesedi La Rona de 1,109 quilates, ambos vendidos a precios impresionantes a casas de lujo como Louis Vuitton y Graff Diamonds.
Este hallazgo reciente no sólo pone de relieve el potencial inexplorado de las minas de Botswana, sino que también genera expectativas sobre el destino de esta nueva gema.
Si bien aún no se ha revelado el valor del diamante, es probable que atraiga la atención de los compradores más exclusivos del mundo, continuando la tradición de que las gemas de Botswana terminen en las manos de prestigiosas marcas internacionales.