La huelga portuaria en las costas este y del Golfo de EE. UU. podría impulsar la inflación y afectar la economía, sin embargo, su impacto dependerá de la duración del cese de labores. Si se prolonga, se prevé que los precios de alimentos, automóviles y otros bienes aumenten, por el contrario, su efecto podría ser limitado si la interrupción es breve.
La Asociación Internacional de Estibadores ha convocado el paro, lo que afecta a diversos sectores productivos. Aunque el presidente Joe Biden podría intervenir mediante la Ley Taft-Hartley, no hay señales de que lo haga, dejando la resolución en manos de las negociaciones entre el sindicato y la Alianza Marítima.
Según el economista Joseph Brusuelas, el impacto inicial sería modesto, restando alrededor de 0.1 puntos porcentuales al PIB semanalmente, con $4,300 millones en importaciones y exportaciones perdidas. Aunque la economía de EE. UU. sigue creciendo, un paro prolongado podría cambiar este panorama.
Entre los sectores más afectados estarían la energía, el carbón y los productos agrícolas, con una interrupción que podría causar escasez de ciertos productos perecederos y frenar la producción de bienes como automóviles.
No obstante, los puertos de la Costa Oeste podrían aliviar parte del problema, y algunas empresas ya habían anticipado la huelga acumulando inventarios. La situación no parece tan crítica como durante la pandemia, cuando las cadenas de suministro colapsaron.
Algunos economistas, como Bradley Saunders, creen que la preocupación es exagerada. Empresas y productores han aprendido de choques anteriores y están mejor preparados para enfrentar esta huelga.
Sin embargo, si se prolonga, podría complicar los esfuerzos de la Reserva Federal para combatir la inflación, justo cuando parecía haber señales de alivio en los precios, motivo por el cuál la pregunta que se hacen los analistas económicos es ¿Ante un panorama de huelga prolongada, mantendrá la FED su intención de seguir recortando tasas de interés?