La huelga en la fábrica de Boeing ya supera un mes, generando una creciente presión sobre el nuevo CEO, Kelly Ortberg.
Más de 30,000 trabajadores abandonaron sus puestos tras rechazar un contrato provisional, y desde entonces, la producción de aviones está paralizada, causando pérdidas estimadas en $1,000 millones mensuales.
Boeing y el sindicato están en un punto muerto. Aunque la empresa retiró una oferta mejorada, las negociaciones mediadas han fracasado. Los trabajadores sindicalizados, que han perdido su seguro médico, buscan resolver el conflicto mientras la compañía sufre pérdidas millonarias y se enfrenta a la posibilidad de una rebaja en su calificación crediticia.
Ortberg, quien asumió el liderazgo para enfrentar los problemas de la compañía, anunció una reducción de la fuerza laboral global en un 10% y retrasos en la entrega del modelo 777X. Además, Boeing dejará de producir aviones de carga comerciales 767 para 2027.
El impacto de la huelga no solo afecta a Boeing, sino también a su cadena de suministro. El fabricante enfrenta críticas por su incapacidad para estabilizar la producción y controlar sus pérdidas, en medio de advertencias de analistas sobre la profundización de su crisis económica.