El índice de precios al productor (IPP) en Estados Unidos mostró un incremento mayor al esperado en octubre, lo que indica una persistencia en las presiones inflacionarias a nivel de producción.
Según la Oficina de Estadísticas Laborales, los precios al productor subieron un 0,2% mensual y un 2,4% interanual, una aceleración en comparación con el 1,9% del mes anterior. Este comportamiento sugiere que el proceso de contención de precios aún enfrenta desafíos.
Los economistas ya preveían aumentos debido a los “efectos de base”, dado que, en esta época el año pasado, la inflación mayorista había registrado desaceleraciones marcadas. Sin embargo, los precios de la energía contribuyeron menos de lo anticipado a frenar el índice, con solo una caída del 0.3% en octubre frente al 2.8% en septiembre. En contraste, los precios mayoristas de alimentos se redujeron un 0.2%, un alivio en comparación con el fuerte aumento de 1% de septiembre.
A pesar de estos resultados, el economista Eugenio Alemán señala que los aumentos en el transporte son un efecto temporal vinculado a la recuperación de áreas afectadas por huracanes. Aun así, los datos llevaron a expertos, como Thomas Simons de Jefferies, a ajustar sus pronósticos para el índice de precios de consumo personal (PCE), un indicador clave de la inflación preferido por la Reserva Federal.
Los economistas también advierten sobre la posibilidad de impactos inflacionarios por factores geopolíticos y políticas comerciales de la próxima administración, que podrían elevar los precios de bienes importados.
Christopher Rupkey, de FwdBonds, advirtió que las propuestas de aranceles y restricciones migratorias podrían ralentizar el crecimiento económico y aumentar los costos de producción en EE.UU., revirtiendo las ventajas de la deslocalización industrial de las últimas décadas. En este entorno, los analistas mantienen cautela y pronostican una senda inflacionaria aún accidentada para el año próximo.