Intel y la Oficina de la Ley CHIPS están cerca de finalizar un acuerdo que otorgará al fabricante de chips aproximadamente $8 mil millones en subvenciones para la construcción de nuevas fábricas, según una fuente familiarizada con el asunto.
Este acuerdo, parte del impulso de la administración Biden para reforzar la fabricación nacional de semiconductores, se espera que sea oficial antes de la toma de posesión del presidente electo Donald Trump.
Además de este financiamiento, Intel está en camino de cerrar un contrato de $3 mil millones con el Departamento de Defensa para fabricar chips, un movimiento anunciado en septiembre que representa un avance estratégico para el negocio de fabricación de la empresa. Aunque la compañía ha disfrutado de incentivos fiscales bajo la Ley CHIPS, todavía no ha recibido financiamiento en efectivo, lo que ha generado críticas de su director ejecutivo, Pat Gelsinger.
“Estamos frustrados por la lentitud del proceso”, expresó Gelsinger en octubre, refiriéndose al retraso en la distribución de los fondos. La Ley CHIPS ha sido promocionada como una herramienta clave para revitalizar la manufactura tecnológica en EE.UU., aunque enfrenta desafíos administrativos y políticos.
Según informes del New York Times, la subvención inicial podría ser reducida en $500 millones debido a incertidumbres sobre el cumplimiento de los compromisos de inversión de Intel y cambios en la demanda tecnológica. Además, la empresa enfrenta crecientes problemas financieros, con pérdidas de casi $17 mil millones en el último trimestre y un plan de reducción de 15,000 empleos a nivel mundial.
Mientras tanto, otras empresas del sector también han asegurado apoyo significativo bajo la Ley CHIPS, incluido Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), que recientemente recibió $6.6 mil millones. Este contexto ha aumentado la presión sobre Intel para concretar su financiamiento y estabilizar su posición en el mercado global.
En medio de estos desafíos, Intel también podría enfrentar una posible adquisición por parte de Qualcomm, cuya capitalización de mercado ha superado a la de Intel, alimentando especulaciones sobre el futuro estratégico de la empresa.