Matthew Alan Livelsberger, un boina verde del ejército estadounidense, protagonizó un desconcertante incidente que culminó en la explosión de un Tesla Cybertruck frente al Trump International Hotel en Las Vegas. Livelsberger, de 37 años, falleció el miércoles de una herida autoinfligida antes de que el vehículo explotara, según informaron las autoridades locales.
Con una carrera militar de casi dos décadas, el sargento mayor era reconocido por su valentía y dedicación, habiendo recibido una Estrella de Bronce. Sin embargo, los eventos que lo llevaron al trágico desenlace han dejado perplejos a sus colegas y a investigadores por igual.
Livelsberger alquiló el Cybertruck en Denver el 28 de diciembre y comenzó un trayecto que incluyó paradas en Albuquerque y Kingman, Arizona. Llegó a Las Vegas el miércoles, llevando consigo bidones de combustible y fuegos artificiales de alta potencia. Apenas 17 segundos después de estacionarse frente al hotel, el vehículo explotó, dejando un cuerpo irreconocible que más tarde se identificó como el suyo.
Las autoridades descubrieron una pistola recién adquirida, identificaciones militares, un pasaporte y dispositivos electrónicos en el lugar. Si bien han descartado la posibilidad de nuevas amenazas inmediatas, la investigación sigue abierta para determinar si Livelsberger tenía vínculos con actividades terroristas.
La vida de Livelsberger parecía ejemplar. Nacido en Ohio, sirvió en el 10.º Grupo de Fuerzas Especiales, participando en misiones en Afganistán, Europa y África. Además de sus logros militares, se graduó summa cum laude de la Universidad de Norwich.
Sin embargo, sus últimos movimientos han levantado preguntas. Desde adquirir armas en Colorado hasta su misterioso recorrido hacia Nevada, nada parecía indicar que estuviera en crisis. Funcionarios del ejército que conversaron con él días antes afirmaron no haber notado señales de angustia.
El incidente ha generado especulaciones sobre un posible vínculo con otro evento trágico en Nueva Orleans, donde un veterano utilizó una camioneta para atropellar a decenas en un ataque reivindicado por el ISIS. Sin embargo, las autoridades han minimizado esta conexión, señalando que no hay pruebas concretas que relacionen ambos casos.
Mientras las investigaciones continúan, la historia de Livelsberger deja un legado de dedicación militar y generosidad. En 2009, organizó colectas de ropa y juguetes para niños afganos, mostrando una faceta humanitaria que contrasta con su final trágico.
El desconcierto por su muerte persiste, dejando abiertas preguntas sobre qué lo llevó a un acto tan extremo y qué secretos podrían esconder sus últimos días.