El ataque ocurrido en la madrugada del Año Nuevo en el Barrio Francés de Nueva Orleans ha dejado una estela de interrogantes y conmoción. Shamsud-Din Jabbar, un exsoldado del ejército estadounidense, arrolló con una camioneta a decenas de personas en Bourbon Street, dejando 14 muertos y al menos 35 heridos. El incidente, inspirado por el grupo Estado Islámico (EI), plantea complejas preguntas sobre sus motivos y preparación.
A las 03:15 del 1 de enero, Jabbar irrumpió en la concurrida Bourbon Street con un vehículo eléctrico alquilado. Vestido con chaleco antibalas y casco, descendió del auto y abrió fuego contra agentes de policía, hiriendo a dos antes de ser abatido por las autoridades.
Horas antes, había colocado dos explosivos improvisados en refrigeradores cercanos, pero estos no detonaron por falta de un detonador funcional. En su vehículo y en el Airbnb donde se hospedaba, se encontraron materiales para fabricar bombas.
Jabbar utilizó gafas inteligentes Meta, tanto mientras inspeccionaba el lugar días antes como durante el ataque. Aunque las gafas tienen capacidad de transmisión en vivo, no se activaron en el momento del atentado. Este dispositivo plantea nuevas preocupaciones sobre cómo la tecnología puede ser utilizada en actos de violencia.
De 42 años, Jabbar sirvió en el ejército hasta 2015, desempeñándose en TI y recursos humanos. Aunque fue criado como musulmán, abandonó la religión por años antes de volver a ella recientemente. Su vida personal estaba marcada por dificultades financieras y relaciones familiares fracturadas.
En videos publicados antes del ataque, expresó su apoyo al EI y detalló su decisión de atacar en Nueva Orleans como parte de una supuesta “guerra entre creyentes e incrédulos”.
El ataque ha llevado a un endurecimiento de las medidas de seguridad en Nueva Orleans, incluyendo el uso de vehículos y barricadas en áreas concurridas como Bourbon Street. El presidente Joe Biden y la primera dama visitarán la ciudad para reunirse con las víctimas y sus familias.
A medida que la investigación avanza, las autoridades buscan respuestas sobre las motivaciones de Jabbar y cualquier posible conexión internacional. El incidente, sin duda, deja profundas cicatrices en una ciudad que se prepara para eventos masivos como el Mardi Gras y el Super Bowl.