El presidente Joe Biden concluyó su mandato alertando sobre la amenaza de una “oligarquía” que concentra poder y riqueza en manos de unos pocos. Paradójicamente, los más acaudalados del país fueron los grandes beneficiarios de su gestión, acumulando más de $1.5 billones según Bloomberg. En total, el 0.1% más rico incrementó su fortuna en más de $6 billones, mientras que los 100 mayores multimillonarios ahora poseen más de $4 billones, superando la riqueza de la mitad más pobre de la población estadounidense.
Biden, en su discurso de despedida, denunció la influencia desproporcionada de un “complejo industrial tecnológico” y abogó por mayores impuestos a los más ricos. Sin embargo, la mayoría de sus propuestas fiscales no lograron avanzar en el Congreso. Aunque implementó políticas como un impuesto a las recompras de acciones y un crédito fiscal por hijo, estas medidas no frenaron la brecha creciente entre ricos y pobres.
El mercado bursátil y el auge inmobiliario impulsaron el crecimiento patrimonial durante su mandato. La Reserva Federal reporta que los hogares estadounidenses son $36 billones más ricos que en 2020. No obstante, casi el 90% de los activos financieros están controlados por el 10% más adinerado, exacerbando la desigualdad. Mientras tanto, el 90% más pobre concentra el 56% de las propiedades inmobiliarias, cuyo valor ha crecido un 47%.
Entre los beneficiados se encuentra Elon Musk, cuya fortuna aumentó de $100 mil millones en 2020 a $450 mil millones. Musk, quien donó $274 millones a campañas republicanas, ha sido designado para co-dirigir un departamento gubernamental bajo la administración entrante de Donald Trump, reforzando su influencia política y económica.
El Pew Research Center señala que tres de cada cinco estadounidenses creen que los ricos tienen demasiada influencia política. Además, el 83% considera que la desigualdad es un problema importante. Analistas advierten que factores como la inteligencia artificial podrían profundizar estas brechas al automatizar empleos mientras aumentan las ganancias empresariales.
En un contexto donde el sistema fiscal no logra compensar las disparidades, Biden finalizó su gestión instando a un equilibrio que recompense el trabajo y no solo la riqueza. A pesar de sus intenciones, la concentración económica en Estados Unidos continúa siendo una asignatura pendiente.