El índice de precios al consumidor (IPC) se disparó un 0.5% en enero, superando las previsiones y elevando la tasa de inflación anual al 3%, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS). Este aumento ha generado preocupación en los mercados y refuerza la idea de que la Reserva Federal mantendrá las tasas de interés sin cambios por más tiempo.
“La FED, que se mantiene firme en su postura de ‘esperar y ver’, va a esperar más de lo previsto después de un informe de inflación del IPC de enero al rojo vivo”, advirtió Josh Jamner, estratega de inversiones de ClearBridge Investments.
Los mercados reaccionaron con pánico: el Dow Jones cayó más de 400 puntos, mientras que los rendimientos de los bonos subieron. Ante la incertidumbre, los operadores ahora postergan hasta septiembre cualquier expectativa de un recorte de tasas.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, pidió cautela: “No nos entusiasmamos con una o dos lecturas buenas ni tampoco con una o dos lecturas malas”, afirmó en su testimonio ante el Congreso.
Los precios de la vivienda siguen impulsando la inflación, con un aumento del 0.4% en enero y un 4.6% anual. “Las tasas hipotecarias más altas están empujando a más estadounidenses al mercado de alquiler”, explicó Erik Norland, economista jefe de CME Group.
Los alimentos también registraron alzas preocupantes: los huevos subieron un 15.2% debido a la gripe aviar, mientras que el seguro de vehículos aumentó un 2% mensual y un 11.8% anual.
Ante esta situación, el presidente Donald Trump presionó por una reducción de tasas, afirmando que “las tasas de interés deberían reducirse” para complementar sus planes de aranceles. Sin embargo, con una inflación persistente, la Fed parece decidida a mantener su política restrictiva por más tiempo.