Los fondos de capital privado han dejado una marca profunda en la industria de bares y restaurantes, con inversiones que suman $94,500 millones entre 2014 y 2024, según PitchBook. Sin embargo, muchas de estas adquisiciones han tenido consecuencias devastadoras.
“El objetivo de los fondos de capital privado es poder poseer el negocio, mejorarlo y salir del negocio”, señaló Donna Hitscherich, profesora de la Escuela de Negocios de Columbia.
“Las empresas que son propiedad de fondos de capital privado tienen muchas más probabilidades de declararse en quiebra que las que no lo son”, advirtió Brendan Ballou, autor de Plunder: Private Equity’s Plan to Pillage America. Según PitchBook, de las 21 cadenas de restaurantes que se declararon en quiebra en 2024, 10 estaban respaldadas por capital privado. Entre ellas, Red Lobster y TGI Fridays.
Las estrategias de estas firmas, como las compras apalancadas y las ventas con arrendamiento posterior, suelen ser factores clave en su colapso. Gretchen Morgenson, periodista de NBC, explicó que “esto fue clave para el fracaso de Red Lobster. No solo tenía deudas que pagar, sino que ahora tenía que pagar alquileres que antes no había tenido que pagar. Y para colmo de males, el nuevo propietario de las propiedades aumentó los alquileres a tasas superiores a las del mercado”.
A pesar de estos efectos devastadores, el capital privado también ha sido una fuente de inversión y liquidez. Sin embargo, el impacto de estas estrategias sigue siendo incierto, y el destino de muchas cadenas pende de un hilo.