En 2017, muchos se burlaron de quienes compraron el bono centenario de Argentina. ¿Cómo confiarle dinero a un país que ha incumplido pagos una y otra vez? Y no se equivocaron del todo: el país cayó en default solo tres años después. Pero contra todo pronóstico, esos inversionistas hoy tienen motivos para celebrar.
A pesar del impago, los pagos de intereses generosos y el valor de los nuevos bonos recibidos tras la reestructuración, superaron ampliamente lo invertido inicialmente. Incluso ganaron más que quienes optaron por bonos del Tesoro estadounidense, considerados los más seguros del mundo.
Milei y una motosierra que cambió el rumbo
El giro se explica en parte por las medidas radicales del presidente Javier Milei, quien recortó el gasto público de forma drástica sin perder apoyo popular. La confianza en el nuevo rumbo económico hizo que los bonos repuntaran, demostrando que los cambios políticos pueden alterar el panorama financiero en cuestión de meses.
Riesgos visibles y ocultos
Argentina, con nueve defaults desde 1816, representa un riesgo evidente. Pero precisamente por eso, los intereses eran tan altos que compensaban las caídas. La historia demuestra que, a largo plazo, las inversiones en países con alto riesgo han superado en rentabilidad a las de economías estables como Estados Unidos o el Reino Unido.
En contraste, los bonos considerados “seguros” también han generado pérdidas. Los de Austria a 100 años perdieron más del 90% de su valor. Y los de Japón, Reino Unido y EE. UU. también registraron caídas significativas tras el fin de la era de tasas ultrabajas.
Una lección para el mundo
Como dijo Lucas Martin, de Bank of America: “Es factible que Argentina recupere el acceso al mercado este año”. Las lecciones del caso argentino no son solo para mercados emergentes.
En tiempos de cambios políticos profundos, ningún bono es completamente seguro.