Un simple video compartido en redes sociales por Elon Musk bastó para encender alarmas. No fue una declaración directa, sino una referencia sutil a Milton Friedman y al libre comercio, pero el mensaje fue claro: hay disenso dentro del círculo más cercano al poder. Y quien lanza esa señal es nada menos que el multimillonario fundador de Tesla.
Críticas directas y ataques personales
Durante el fin de semana, Musk arremetió contra Peter Navarro, principal asesor comercial de Trump. “Un doctorado en Economía de Harvard es malo, no bueno”, publicó en X. Luego borró la publicación, pero no sin antes sembrar dudas sobre la preparación de Navarro. Afirmó que “no tiene nada de físico”, en alusión a su falta de experiencia práctica. Las tensiones internas en la administración ya no son un rumor: son una realidad que se expresa en público y en tiempo real.
Caos y contradicción en la Casa Blanca
Los nuevos aranceles universales anunciados por Trump han desatado confusión en los mercados. Un comentario erróneo del director del Consejo Económico Nacional, Kevin Hassett, sugirió una posible suspensión de 90 días, provocando un repunte momentáneo en la bolsa. Poco después, la Casa Blanca lo desmintió y los mercados volvieron a caer. Las contradicciones oficiales solo aumentan la incertidumbre.
Aliados que se desmarcan
El multimillonario Bill Ackman, tradicional aliado de Trump, también se apartó de la línea oficial. Pidió una pausa de 90 días en los aranceles y advirtió que seguir por el camino actual llevará a “un invierno nuclear económico autoinducido”. Acusó al secretario de Comercio, Howard Lutnick, de conflicto de intereses, señalando que “se beneficia cuando nuestra economía se desploma”.
Elon propone, Europa escucha
En medio de la tormenta, Musk lanzó una propuesta clara: una zona de libre comercio entre Estados Unidos y Europa.
“Idealmente, deberíamos avanzar hacia una situación de cero aranceles”, dijo durante un mitin político en Italia. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, respondió positivamente y ofreció un acuerdo de aranceles cero para productos industriales. Peter Navarro aceptó el gesto como un “buen comienzo”, pero insistió en que los países también deben eliminar barreras no arancelarias.
Una batalla que apenas comienza
Navarro intentó desestimar las críticas de Musk diciendo que su papel es el de un “fabricante de automóviles”. Sin embargo, la creciente presión desde dentro y fuera de la administración refleja un profundo descontento con la política comercial de Trump. Mientras el presidente resta importancia al conflicto y lo atribuye a disputas personales, las fracturas se profundizan y el reloj económico sigue corriendo.
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