Un par de reuniones privadas en Mar-a-Lago y una publicación explosiva en redes sociales bastaron para encender las alarmas en los mercados financieros y en los pasillos del poder en Washington. Lo que parecía una presión retórica podría estar tomando forma detrás de puertas cerradas.
El presidente Donald Trump ha mantenido conversaciones con el exgobernador de la Reserva Federal, Kevin Warsh, para explorar la posibilidad de sustituir a Jerome Powell al frente del banco central, según reveló The Wall Street Journal. Aunque Warsh aconsejó a Trump no interferir en el mandato de Powell, las conversaciones habrían comenzado en febrero y continuado incluso en marzo, en medio de crecientes tensiones entre el mandatario y el jefe de la FED.
Trump no ha ocultado su frustración. En una publicación en Truth Social aseguró: “La salida de Powell no es lo suficientemente rápida”. Más tarde, en la Oficina Oval, fue aún más claro: “No estoy contento con él. Se lo hice saber, y si quiero que se vaya, se irá rapidísimo, créeme”. La Casa Blanca, ante preguntas sobre el reporte, redirigió a los periodistas a esas mismas declaraciones.
La ley actual no otorga al presidente el poder de despedir al titular de la Reserva Federal antes del fin de su mandato, que en el caso de Powell expira en mayo de 2026. Sin embargo, la presión ejercida por Trump ya ha generado preocupación a ambos lados del espectro político. La senadora Elizabeth Warren advirtió que socavar la independencia del banco central “podría significar una catástrofe para los mercados estadounidenses”. La incertidumbre se instala en medio de una creciente tensión económica y política.
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