GM informó ganancias ajustadas por acción de $2.78, superando los $2.74 esperados por analistas. Los ingresos alcanzaron $44,020 millones, por encima de los $43,050 millones previstos. La utilidad neta atribuible a los accionistas fue de $2,780 millones, mientras que el beneficio operativo ajustado se situó en $3,490 millones.
Sin embargo, el CFO Paul Jacobson fue tajante: las previsiones anunciadas en enero, que proyectaban hasta $12 por acción y un flujo libre de hasta $13,000 millones, ya no son confiables. “Estamos reevaluando nuestras previsiones… el impacto futuro de los aranceles podría ser significativo”, advirtió.
La administración Trump impuso un 25% adicional a los vehículos importados y ha propuesto nuevos gravámenes a autopartes. Ante esta incertidumbre, GM suspendió futuras recompras de acciones, incluso tras haber lanzado un programa de $6,000 millones. “Hemos pausado temporalmente cualquier actividad de recompra”, confirmó Jacobson.
La empresa también ha retrasado decisiones clave de inversión. Si bien continúa con ciertos ajustes operativos —como incrementar la producción de camionetas en Indiana y cancelar paradas en Missouri— no tomará decisiones “de capital importantes” hasta tener mayor claridad.
El Wall Street Journal adelantó que los aranceles podrían suavizarse mediante reembolsos parciales durante los primeros años de implementación. Esto podría aliviar parte del golpe, aunque por ahora, GM mantiene la cautela. “Todavía creemos que podemos compensar entre 30% y 50% del impacto”, señaló Jacobson.
Pese al impacto negativo de $300 millones por el tipo de cambio y $400 millones en costos adicionales, GM asegura que su negocio sigue sólido. Pero el camino hacia el resto de 2025 luce incierto.
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