Los motores del empleo privado comenzaron a desacelerarse bruscamente en abril, dejando al mercado laboral en pausa y a los economistas con la respiración contenida. Lo que parecía un panorama estable se convirtió en una señal de advertencia inesperada.
Según datos revelados por ADP, solo se sumaron 62,000 empleos al sector privado durante abril, muy por debajo de los 120,000 esperados y del crecimiento revisado a 147,000 registrado en marzo. Se trata del incremento mensual más débil desde julio de 2024.
En palabras de Nela Richardson, economista jefe de ADP, “inquietud es la palabra del día”, mientras las empresas lidian con el clima político y comercial generado por los nuevos aranceles impulsados por el presidente Donald Trump.
Las tensiones arancelarias han puesto en vilo los planes de contratación. Aunque algunos sectores como ocio y hostelería sumaron 27,000 puestos y el comercio, transporte y servicios públicos añadieron 21,000, otros, como educación y salud, se contrajeron en 23,000 empleos. Incluso los servicios de información perdieron 8,000 plazas.
El crecimiento salarial también mostró señales de fatiga. Los trabajadores que conservaron su empleo vieron un aumento anual de 4.5%, una décima menos que el mes anterior. En contraste, quienes cambiaron de empleo recibieron un impulso de 6.9%, un leve repunte frente a marzo.
Estos resultados alimentan la incertidumbre de cara al informe oficial de empleo de la Oficina de Estadísticas Laborales, que se publicará el viernes. Se espera un crecimiento de 133,000 puestos y una tasa de desempleo estable en 4.2%, aunque este nuevo informe de ADP podría forzar un ajuste de expectativas.
La incógnita ahora es si abril fue una pausa… o el primer paso hacia una desaceleración más profunda.
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