Un comentario que parecía rutinario en una presentación de resultados terminó detonando una tormenta política y empresarial sin precedentes.
Del silencio al megáfono
Walmart, acostumbrado a sortear crisis y mantenerse al margen de los conflictos políticos, cambió drásticamente de estrategia. Esta vez, no solo reconoció que los aranceles están afectando su negocio, sino que advirtió que los consumidores sentirán ese impacto directamente en sus bolsillos.
“La magnitud de estos aumentos es mayor de lo que cualquier minorista puede absorber”, declaró John David Rainey, director financiero de la cadena, en entrevista con CNBC.
Ese tipo de declaraciones no pasan desapercibidas para Trump, conocido por su estilo combativo. “Walmart debería DEJAR de culpar a los aranceles… deberían ‘COMERSE LOS ARANCELES’ y no cobrarles nada a sus valiosos clientes”, escribió en Truth Social. No era solo una crítica: era una amenaza de escrutinio constante.
Un equilibrio peligroso
La postura de Walmart no fue un arrebato. Detrás hubo una estrategia bien calculada. En palabras del analista Michael Baker de DA Davidson: “Walmart hace todo con un propósito… intentan preparar al consumidor y enviar un mensaje a los legisladores”.
Desde hace años, Walmart contribuye financieramente a comités inaugurales, tanto republicanos como demócratas. Donaron $150,000 al fondo de Trump, pero también hicieron lo propio con el de Joe Biden. Ese enfoque equilibrado parece ahora insuficiente frente a una política comercial tan volátil.
Las cifras que nadie puede ignorar
La realidad de los márgenes estrechos pone a la compañía contra la pared. Mientras Walmart opera con márgenes del 4% al 5%, otras firmas como Lululemon disfrutan de márgenes cercanos al 29%. “Los márgenes son estrechos, los costos están aumentando… llega un punto en que las matemáticas no cuadran”, explicó Steven Shemesh de RBC Capital Markets.
Aunque otras empresas como Microsoft y Subaru también han advertido sobre subidas de precios, Walmart fue más explícito. Y con razón: aproximadamente el 90% de los estadounidenses vive a menos de 16 kilómetros de una de sus tiendas. Lo que diga Walmart, importa.
El efecto dominó en el comercio
Las reacciones no se hicieron esperar. Mientras Home Depot aseguró que no subirá sus precios, empresas como Target y Best Buy se preparan para anunciar sus estrategias. En palabras de Joanna Piacenza, de Gravity Research: “Nadie quiere ser la brizna de hierba más alta… pero alguien tenía que hablar”.
La pregunta es inevitable: ¿serán las corporaciones o la Casa Blanca las que carguen con la culpa ante los ojos del consumidor?. Walmart ya ha hecho su jugada.
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