Las decisiones empresariales más duras a veces no se anuncian con bombos y platillos. Se filtran, se intuyen y terminan por confirmar que incluso los gigantes tecnológicos tienen que doblar la rodilla.
Nvidia lanzará una nueva GPU de arquitectura Blackwell para el mercado chino, diseñada a medida para esquivar las restricciones impuestas por Estados Unidos. Según fuentes cercanas al asunto, el chip costará entre $6,500 y $8,000, muy por debajo de los $10,000 a $12,000 que alcanzaba el modelo H20, ahora bloqueado. Este nuevo diseño, más limitado y simplificado, evita tecnologías sensibles como la memoria de alto ancho de banda o el empaquetado avanzado CoWoS de TSMC.
“Hasta que no definamos un nuevo diseño de producto ni recibamos la aprobación del gobierno estadounidense, estamos prácticamente excluidos del mercado chino de centros de datos, valorado en $50,000 millones”, reconoció un portavoz de Nvidia.
El movimiento marca la tercera vez que Nvidia modifica sus chips para intentar mantenerse en el radar tecnológico de China. Aun así, su cuota de mercado cayó del 95% al 50% desde que comenzaron las restricciones. Jensen Huang, director ejecutivo de Nvidia, advirtió que si la presión continúa, los clientes chinos migrarán hacia chips locales como el Ascend 910B de Huawei.
La empresa tuvo que cancelar $5,500 millones en inventario y renunciar a $15,000 millones en ventas. Huang admitió que su arquitectura anterior, Hopper, no puede ajustarse más a las exigencias regulatorias. El nuevo chip, basado en el RTX Pro 6000D y con memoria GDDR7, se produce justo al borde del límite de ancho de banda impuesto: 1.7 terabytes por segundo, según cálculos de Jefferies.
Otro chip Blackwell adaptado para China ya estaría en desarrollo para septiembre. Con cada ajuste, Nvidia intenta no desaparecer del tablero más competitivo del planeta, pero el precio es alto.
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