La icónica firma sueca Volvo Cars ha lanzado un drástico plan de reestructuración que incluye el despido de 3,000 trabajadores, la mayoría ubicados en Suecia. Esta medida, anunciada el lunes, forma parte de una campaña de reducción de costos impulsada por un ambicioso plan financiero de 18,000 millones de coronas suecas, equivalente a $1,890 millones.
“Las acciones anunciadas hoy han sido decisiones difíciles, pero son pasos importantes a medida que construimos un Volvo Cars más fuerte y aún más resistente”, declaró Håkan Samuelsson, CEO de la compañía.
Los recortes afectarán principalmente a puestos de oficina: se eliminarán 1,200 empleos en Suecia, otros 1,000 ocupados por consultores y el resto en mercados internacionales. El golpe llega en medio de crecientes tensiones comerciales y una caída de la demanda que ha llevado incluso a retirar las proyecciones financieras de 2025 y 2026.
A la presión interna se suman amenazas externas. El presidente Donald Trump advirtió sobre aranceles del 50% a productos europeos, aunque luego anunció una prórroga hasta el 9 de julio. La industria teme un nuevo episodio de guerra comercial, algo que afectaría de lleno a fabricantes con cadenas globalizadas como Volvo.
Pese al golpe, la compañía insiste en mantener su enfoque a largo plazo. “Seguiremos garantizando el desarrollo del talento que necesitamos para nuestro ambicioso futuro”, afirmó Samuelsson. Aunque en septiembre, Volvo había suavizado su meta de vender solo autos eléctricos, hoy más que nunca necesita una hoja de ruta clara para sobrevivir al vendaval.
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