El jueves, una simple presentación conjunta entre la SEC y Binance bastó para cerrar un capítulo turbulento que sacudió los cimientos regulatorios de las criptomonedas en Estados Unidos.
La Comisión de Bolsa y Valores retiró oficialmente su demanda contra Binance y su fundador, Changpeng Zhao, cerrando así uno de los últimos frentes regulatorios abiertos contra la plataforma. La denuncia original, presentada en junio de 2023, acusaba al exchange más grande del mundo de operar sin licencia para usuarios estadounidenses, manipular volúmenes de comercio y mezclar fondos de clientes. También alegaba la negociación de criptoactivos no registrados, una estrategia legal que la SEC utilizó también contra Coinbase y Kraken bajo su administración anterior.
Ahora, con un nuevo liderazgo, la agencia ha decidido no solo archivar la causa, sino hacerlo con perjuicio, es decir, sin posibilidad de reabrir el mismo caso. La medida ocurre en un contexto político que favorece abiertamente al ecosistema cripto.
La administración Trump ha disuelto la unidad de control del Departamento de Justicia dedicada a criptomonedas, ha nombrado a un inversor de capital riesgo pro-cripto en la CFTC y ha intensificado su discurso a favor de la innovación digital.
Binance no se quedó atrás. Recientemente selló una alianza con World Liberty Financial, un ambicioso proyecto bancario que transfiere el 75% de sus beneficios a entidades ligadas a la familia Trump. La plataforma recibirá $2,000 millones del fondo estatal emiratí MGX, completamente en USD1, una nueva stablecoin lanzada por WLF.
El cofundador de WLF, Zack Witkoff, cerró un acuerdo estratégico en Pakistán, país donde Zhao fue designado asesor del flamante Consejo de Criptomonedas. Esta maniobra fortalece aún más la expansión internacional de Binance, que ahora opera bajo una nueva narrativa: la del socio institucional preferido en la era post-regulación.
La SEC, por su parte, ha comenzado a revertir las políticas restrictivas del pasado. En enero, eliminó el Boletín Contable del Personal 121, que obligaba a los bancos a declarar criptoactivos como pasivos. En palabras de Hester Peirce, comisionada de la agencia, “¡Adiós… no ha sido divertido!”.
En febrero, otra victoria para el sector: la SEC determinó que las meme coins no son valores. Una decisión que, según analistas, favorece directamente a la familia Trump, principal beneficiaria del token $TRUMP, cuya capitalización ya supera los $2.400 millones.
El mensaje es claro: con la SEC en retirada, las criptomonedas en ascenso y la familia Trump profundamente arraigada en el ecosistema, el tablero financiero global está girando hacia un nuevo orden donde el poder digital ya no es el futuro, sino el presente.
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