A veces no hay tiempo para pensar dos veces. En un mundo sacudido por la incertidumbre económica, la presión competitiva y los cambios tecnológicos, el mexicano Iván Espinosa no se anda con rodeos. El nuevo CEO de Nissan ha llegado a lo más alto en medio del caos y, lejos de detenerse, acelera.
Espinosa, que asumió el cargo en abril, enfrenta una tormenta perfecta: caída en las ventas de vehículos eléctricos, aranceles al alza y la ofensiva de los fabricantes chinos. Aún así, su enfoque es claro.
“Mantengan el optimismo, porque el entorno es muy difícil y no quieren sentirse abrumados”, dijo. Para él, lo peor que puede pasarle a un líder es quedarse inmóvil. “La parálisis no es lo que necesitan en el contexto actual”.
La industria no es la única en crisis. Solo en diciembre, las renuncias de CEOs en empresas de Estados Unidos subieron 38%, y en lo que va del año ya suman 2,221 salidas, un récord histórico según Challenger, Gray & Christmas. Pero Espinosa apuesta a un estilo distinto. “Vivimos en un entorno muy turbulento”, explica. “Ahora es necesario mantener la apertura y la flexibilidad”.
El ejecutivo, que inició su carrera en Nissan en 2003 como especialista de producto en México, está tomando medidas inmediatas. Ya anunció el recorte de 11,000 empleos y el cierre de siete plantas. Su apuesta es doble: agilidad operativa y cohesión interna.
“Necesitamos actuar con rapidez. Es mejor actuar y luego corregir el rumbo que simplemente quedarse sentado esperando”.
En su visión, no basta con reaccionar. Hay que decidir sin tener el 100% de la información y confiar en un equipo alineado. “Lo que no podemos permitirnos es tener un equipo que no tenga las mismas metas”, sentenció. En tiempos como estos, el liderazgo no se hereda: se impone.
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