Aunque Beijing condenó el ataque israelí del 12 de junio como una “violación de la soberanía” iraní, su discurso ha mutado hacia llamados al diálogo y al cese del fuego, sin condenas explícitas a Israel.
Analistas del Eurasia Group indican que “China evita condenar directamente a Israel, mientras se mantiene diplomáticamente alineado con Irán”, con el objetivo de proteger sus intereses y contener la expansión del conflicto.
Petróleo en juego
La alianza entre China e Irán se consolidó en 2021 con un acuerdo estratégico de 25 años. Sin embargo, el verdadero interés de Beijing está en el crudo iraní y el Estrecho de Ormuz. En 2024, 20 millones de barriles diarios fluyeron por esa vía, clave para abastecer a China, que ha desarrollado métodos para evitar sanciones occidentales mediante transacciones en yuanes y rutas indirectas.
El caos como ventaja
Para algunos, la intervención militar de Estados Unidos le sirve en bandeja a China una narrativa poderosa. “Es Estados Unidos, no China, quien amenaza el orden mundial y la paz”, aseguró Shehzad Qazi, de China Beige Book. Robin Brooks y Andrew Bishop coinciden en que Beijing podría tolerar precios más altos del petróleo si eso debilita a Estados Unidos y Europa.
¿Cierre inminente del estrecho de Ormuz?
Mientras Washington urge a China a frenar a Irán, expertos dudan de su disposición. El Parlamento iraní ya aprobó cerrar el Estrecho de Ormuz, pendiente de ratificación. China, según analistas, podría resistir mejor las consecuencias económicas que sus rivales occidentales.
En la ONU, el embajador chino Cong Fu denunció los ataques de Estados Unidos y pidió un alto el fuego inmediato, criticando también a Israel. No obstante, Andy Rothman, de Sinology LLC, advirtió:
“Pekín no negociará la paz entre Estados Unidos e Irán, pero sí podría disuadir a Teherán de responder militarmente, porque eso desestabilizaría la región y debilitaría la economía global, ninguna de las cuales conviene a los intereses de China”.
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