No hay comunicados coloridos ni banderas ondeando en las redes sociales. Este año, las grandes tecnológicas de Silicon Valley parecen haber optado por el silencio. Y en San Francisco, donde la innovación y la comunidad LGBTQ+ han convivido por décadas, esa ausencia resuena más fuerte que nunca.
Meta, uno de los emblemas del sector, ha quedado fuera del desfile del Orgullo de San Francisco por primera vez en años. Suzanne Ford, directora ejecutiva del evento, recuerda cuando Mark Zuckerberg llamaba personalmente para asegurar la participación de la empresa. Pero hoy, la relación está rota. “¿Por qué era tan importante para Mark en aquel entonces, y por qué es tan importante para Mark ahora, no estar asociado con el Orgullo de San Francisco?”, se preguntó Ford.
Un giro corporativo que duele a la comunidad LGBTQ+
La ruptura oficial se dio en marzo, tras recortes internos en Meta que afectaron programas de diversidad y la flexibilización de sus políticas de moderación de contenido. Según empleados actuales y anteriores, estos cambios podrían facilitar abusos contra comunidades marginadas. Además, Zuckerberg ha intentado acercarse al presidente Donald Trump, quien firmó una orden ejecutiva para investigar empresas que apoyan iniciativas DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión).
Ford aseguró que desde la ruptura no ha tenido contacto con Meta, y la empresa se negó a comentar. No es un caso aislado: Alphabet, Anheuser-Busch, Comcast, Diageo y Nissan también se retiraron como patrocinadores. El presupuesto del evento se redujo en $180,000 por la caída en los aportes corporativos.
Apoyos discretos, silencios ruidosos
Aunque Apple, Amazon y Salesforce siguen colaborando, Ford advirtió que ya no hay la misma participación. “Este año aún no he sido invitada a hablar con ningún grupo de empleados de empresas tecnológicas”, lamentó. Incluso OpenAI, cuyo director ejecutivo Sam Altman contrajo matrimonio con su pareja en 2024, ha mantenido silencio.
“Uno pensaría que OpenAI aquí en San Francisco debería apoyar el tejido social de la comunidad”, señaló Ford. Altman no ha respondido a los intentos de contacto.
El temor como estrategia
Amy Dufrane, directora de HRCI, explicó que las empresas están alejándose de iniciativas DEI “por miedo” a represalias políticas y demandas. Algunas donaciones recientes llegaron con la condición de anonimato. “A veces sí se preocupan por nosotros, pero no quieren sufrir las consecuencias”, dijo Ford.
Pese al desencanto, Ford deja abierta la puerta: “Tenemos que dejar espacio para que la gente cambie… y para que nos demuestren que están alineados con nuestros valores”.
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