Desde este martes, Cloudflare comenzará a blindar la web contra los bots de inteligencia artificial, y lo hará de forma predeterminada, cambiando radicalmente las reglas del juego para empresas como OpenAI y Google.
La nueva política implica que cualquier dominio nuevo registrado en Cloudflare deberá decidir explícitamente si permite o no que los rastreadores de IA accedan a su contenido. Si no dan permiso, los bots quedarán fuera. Y no solo eso: la compañía también ofrecerá un modelo de “pago por rastreo”, permitiendo que los editores cobren a las empresas de IA por usar sus datos.
“Los rastreadores de IA han estado extrayendo contenido sin límites. Nuestro objetivo es devolver el control a los creadores”, declaró Matthew Prince, cofundador y CEO de Cloudflare. Añadió que se trata de “salvaguardar el futuro de una Internet libre y vibrante con un nuevo modelo que funcione para todos”.
Cloudflare, que gestiona aproximadamente el 16% del tráfico global de Internet, ya había lanzado en 2023 una herramienta para bloquear rastreadores con un solo clic. Pero ahora la medida será automática, afectando directamente a cómo se entrenan los grandes modelos de lenguaje.
OpenAI se opuso abiertamente a esta iniciativa. Según la empresa, Cloudflare está insertando un intermediario innecesario en el ecosistema web. Argumentó además que ya emplea el estándar robots.txt para respetar las preferencias de los editores.
Expertos legales, como Matthew Holman del bufete Cripps, advirtieron que este cambio “dificultaría la capacidad de los chatbots de IA para recopilar datos con fines de entrenamiento y búsqueda”.
A corto plazo, eso podría ralentizar el desarrollo de modelos, y a largo plazo “podría afectar su viabilidad”. La batalla por los datos ha comenzado. Y esta vez, los creadores no se quedan de brazos cruzados.
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