La actividad parecía rutinaria en Seúl este martes, pero bajo la superficie, una sacudida financiera estremeció al gigante tecnológico de Corea del Sur. Entre oscilaciones de acciones y promesas de recuperación, la sensación era clara: algo no anda bien en Samsung.
En medio de una tormenta de competencia feroz y restricciones internacionales, Samsung Electronics reportó una caída del 56% en su beneficio operativo para el segundo trimestre, con una ganancia preliminar de 4.6 billones de wones —unos $3,300 millones—, la cifra más baja desde 2023. Sus ingresos se mantuvieron en 74 billones de wones, pero el desplome ha encendido las alarmas.
Una brecha que se ensancha
El deterioro de la posición de Samsung en el mercado de chips de alto rendimiento es cada vez más notorio. Mientras su división de fundición enfrenta pérdidas por inventario acumulado y ventas truncadas a China —afectadas por las restricciones de exportación de EE. UU.—, competidores como SK Hynix y Micron avanzan sin freno. De hecho, SK Hynix ya ha enviado muestras de HBM4 antes de lo previsto, consolidando su alianza con Nvidia, mientras que Samsung lucha por obtener certificaciones para su HBM3E.
“Es probable que este sea el punto más bajo”, afirmó Sanjeev Rana, de CLSA Securities Korea, aludiendo a un posible punto de inflexión. Sin embargo, la pérdida de liderazgo en memoria de alto ancho de banda plantea dudas más profundas.
La amenaza de quedarse atrás
El director de chips de Samsung, Jun Young-hyun, reconoció que fallaron al no asegurarse una ventaja inicial en HBM, y prometió no repetirlo con HBM4. Según Bernstein, para 2025 SK Hynix dominará el 57% del mercado HBM, dejando a Samsung con solo el 27%.
A pesar de haber conseguido un pedido de Advanced Micro Devices y de planear la producción en masa de HBM4 para este segundo semestre, el rezago frente a Nvidia podría limitar su recuperación. “La evaluación de clientes y los envíos continúan”, insistió Samsung, intentando calmar los ánimos.
Una batalla por redefinir su rol en la era de la IA
La carrera tecnológica ha cambiado de ritmo, y Samsung lo sabe. El mercado de chips, especialmente los destinados a inteligencia artificial, se ha convertido en el nuevo frente de guerra industrial global. El futuro de Samsung dependerá de si logra reescribir el guion… antes de que sus rivales terminen de escribir el final.
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