La tensión se eleva entre los socios comerciales de Estados Unidos, y la cuenta regresiva ya empezó. El 1 de agosto no es solo una fecha en el calendario: es la línea que Donald Trump ha marcado con firmeza. “Es una fecha límite estricta, por lo que el 1 de agosto entrarán en vigor las nuevas tasas arancelarias”, advirtió el secretario de Comercio, Howard Lutnick, en CBS News.
Aunque el margen de maniobra parece estrecho, Lutnick ofreció una pequeña puerta entreabierta: “Nada impide que los países hablen con nosotros después del 1 de agosto, pero comenzarán a pagar los aranceles el 1 de agosto”. La declaración deja poco lugar para interpretaciones optimistas.
El presidente Trump había anunciado sus aranceles el 2 de abril, pero las fechas han fluctuado desde entonces. Sin embargo, ahora su administración sostiene que no habrá más cambios. Las cartas que notifican las nuevas tasas —algunas de hasta 40%— ya fueron enviadas y publicadas en Truth Social, provocando carreras contrarreloj entre gobiernos en busca de excepciones o ajustes.
Los países más pequeños no quedaron fuera del radar de Washington. Lutnick detalló que naciones de América Latina, el Caribe y África enfrentarán un arancel de base del 10%. A pesar de ello, Trump fue más explícito días atrás: “Probablemente les impongamos un arancel a todos… probablemente un poco más del 10%”.
El mensaje es claro. “Las economías más grandes se abrirán o pagarán un arancel justo a Estados Unidos”, sentenció Lutnick, reforzando el enfoque implacable de la Casa Blanca. Para los aliados comerciales de Washington, el tiempo corre. Y rápido.
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