Donald Trump volvió a la carga contra uno de sus blancos favoritos: MSNBC. Desde su cuenta en Truth, el presidente publicó un mensaje incendiario que rápidamente circuló en redes sociales:
“MSNBC ESTÁ TAN BAJO EN CALIFICACIÓN QUE ESTÁN BUSCANDO CAMBIAR DE NOMBRE PARA ALEJARSE DEL PESO DE SUS NOTICIAS FALSAS. ¡ES MUY DIVERTIDO VER A SU DÉBIL E INEFICAZ DUEÑO, ‘CONCAST’, DIRIGIDO POR EL TONTO BRIAN ROBERTS, VOLARSE DESESPERADAMENTE Y SIN RUMBO EN UN INTENTO DE DESLIGARSE DE LA BASURA QUE CREÓ! ¡MSNBC ES UN FRACASO SEA COMO SEA!”
El ataque directo del presidente no solo refleja su animadversión hacia la cadena, a la que califica de “fake news”, sino que coincide con un movimiento corporativo decisivo: el fin de la marca MSNBC y su relanzamiento bajo un nuevo nombre.
El nacimiento de MS NOW
La cadena, fundada en 1996 como parte de la alianza entre Microsoft y NBC, se prepara para cerrar una etapa de casi tres décadas y transformarse en MS NOW (My Source News Opinion World). El cambio se enmarca en su integración dentro de un nuevo conglomerado mediático, que busca darle independencia editorial frente a NBCUniversal y redefinir su identidad.
La dirección de la cadena ha defendido que el nuevo nombre no altera su misión periodística, pero sí representa un reposicionamiento frente al público. La promesa es modernizar la propuesta, ampliar su redacción y consolidarse como un medio con voz propia.
Entre la presión política y la crisis del cable
Aunque oficialmente se presenta como un rebranding estratégico, el cambio llega en un momento en que las cadenas de cable atraviesan un fuerte desafío de audiencia. MSNBC, que tradicionalmente ha apostado por un enfoque progresista en su programación, enfrenta la dificultad de mantener relevancia frente al auge de plataformas digitales y el desgaste de su marca.
La decisión de adoptar un nuevo nombre busca marcar distancia con el legado de NBC y ofrecer un aire de renovación en medio de la polarización mediática. Para algunos analistas, este movimiento es una jugada para blindar a la cadena de ataques políticos, especialmente cuando Trump y sus aliados insisten en retratarla como un canal en decadencia.
Lo cierto es que el cambio no pasa desapercibido. Con su publicación, Trump reforzó la narrativa de que la cadena se ve obligada a renunciar a su identidad por falta de credibilidad. Sus palabras, cargadas de sarcasmo, reavivaron el debate sobre la influencia que tiene la presión política en las decisiones corporativas de los medios.
Ahora, MS NOW enfrenta el reto de demostrar que no se trata solo de un cambio de nombre, sino de una renovación real en contenidos y en su relación con la audiencia. Mientras tanto, Trump ya convirtió este giro en un nuevo campo de batalla dentro de su guerra abierta contra los medios que cuestionan su administración.
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